Las Labèque tocan para Bernstein
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Hay veces que se obtienen resultados extra sin una premeditación previa y esto ha sucedido en el Festival Internacional de Música de Santander con el concierto de las hermanas Labèque, que programaron a Leonard Bernstein en su segunda parte y coincidió con la víspera de los cien años del nacimiento del compositor.
Obras de Philipp Glass y Leonard Bernestein. Piano: Katia y Marielle Labèque. Batería: Raphael Seguinier. Percusión: Gonzalo Gray. Palacio de Festivales de Cantabria. Santander, 24-VIII-2018.
Hay veces que se obtienen resultados extra sin una premeditación previa y esto ha sucedido en el Festival Internacional de Música de Santander con el concierto de las hermanas Labèque, que programaron a Leonard Bernstein en su segunda parte y coincidió con la víspera de los cien años del nacimiento del compositor. Por cierto, hay que resaltar el hecho sorprendente de las páginas y páginas que los medios de comunicación están dedicando a su aniversario, cuando parecía que Bernstein estaba olvidado. ¿O es que acaso es la forma de llenar páginas en verano que no se refieran al Valle de los Caídos o a la senda del déficit? Hecho curioso en cualquier caso, al margen de todo el merecimiento del genio que sin duda fue Bernstein. También es curiosa la posición de la que gozan ambas hermanas en el mundo internacional de la música. Han pasado ya cerca de cuarenta años de su sonado debut con la «Rhapsody in blue» de Gershwin y siguen en el podio de la fama. Se lo han sabido montar: dos hermanas atractivas, buenas pero no excepcionales pianistas, actúan juntas, los becarios de los medios de comunicación lo tienen fácil con ellas, se han arrimado a compositores célebres que han escrito para ellas... Otros, como los Del Valle o Curbelo, quieren seguir esa senda, veremos si lo consiguen. Además, tienen inteligencia para elegir sus programas y ejemplo de ello ha sido Santander, con una primera parte centrada totalmente en Philip Glass con dos estrenos en España, no demasiado larga como para impacientar al público y una segunda con la versión de «West Side Story» para dos pianos y percusión realizada por Irwin Kostal. Una adaptación curiosa con la que es posible seguir todas y cada una de las popularísimas melodías. Lo más interesante de la primera parte fueron los «Cuatro movimientos para dos pianos» (2008), en los que se muestra un Glass más evolucionado, aunque también algo reiterativo, y ambas hermanas tuvieron más ocasión de lucimiento. Pero era Bernstein lo esperado y lo interpretaron con gracia, apoyándose en los dos percusionistas, que chasquearon los dedos, zapatearon, silbaron, etc. Para seguir el ritmo en piezas como «América» y, cómo no, hasta gritaron «Mambo». Lo cierto es que, al terminar las propinas, lo que quedaron ganas fue de volver a ver la célebre película de Hollywood o escuchar a Gustavo Dudamel con sus cientos de atriles de jóvenes venezolanos en la orquestación completa. Al festival ya solo le queda el cierre con Ivan Fischer y Budapest.