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Blue Jeans, feliz San Valentín

El autor vuelve con «No sonrías que me enamoro», la segunda parte de la trilogía que arrancó con «¡Buenos días, princesa!». «No sonrías que me enamoro». Blue Jeans. PLANETA. 480 páginas, 19,95 euros.
larazon

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Escribe para los jóvenes que abrevian los «te quiero» en dos simples letras («tq»), que merodean curiosos por ese sentimiento que parece hacerlos volar hacia la edad adulta, que revuelve sus mundos hasta convertir a la persona amada en el sol alrededor del que giran todas sus ilusiones. Escribe para ellos, los jóvenes que aún pelean con el niño que fueron y que reivindica su derecho a eternizarse, los primerizos, los incomprendidos, los que descubren tímidos el arte del flirteo sin apenas mirarse a los ojos –por eso suelen sentirse más cómodos vomitando sus sentimientos a través de Tuenti o con un escueto WhatsApp–, los que ansían que cada día de sus vidas sean un 14 de febrero. Para ellos, Blue Jeans –seudónimo del escritor sevillano Francisco de Paula Fernández– se ha convertido en el narrador que perfuma sus días de desconcierto.
El autor, uno de los más aclamados entre el público adolescente, vuelve ahora con «No sonrías que me enamoro», la segunda parte de una trilogía que arrancó con «¡Buenos días, princesa!». Esta nueva entrega continúa narrando las vicisitudes del Club de los Incomprendidos, compuesto por unos cada vez más distantes Eli, Valeria, Raúl, Bruno, María y Ester, los jóvenes con los que muchos lectores se han identificado. «Tienes que tener cuidado con lo que escribes porque puedes influir en los chicos. A esas edades lo absorben todo. A veces me preocupa llegarles tanto cuando lo primero que buscas es entretener», aclara Blue Jeans. A pesar de que le sorprende el poder que muchos lectores le otorgan –alguna que otra chica ya le ha confesado que ha dejado a su novio tras la lectura de uno de sus libros–, Blue Jeans sí trata de concienciar a las nuevas generaciones en ciertos aspectos y, por eso trata la diversidad sexual, los problemas de pareja y los vaivenes de la amistad en sus libros, al tiempo que insiste en que tiene los pies en la tierra y no piensa dejarse volar en ningún momento. «Hay quienes creen que lo importante es hacerse famoso, ganar mucho dinero y aparecer en la televisión porque pareces más importante. Pero yo creo que el verdadero éxito es ser feliz y sentirse bien con uno mismo. Escribas libros, juegues al fútbol o toques en una banda. Lo importante es levantarte por la mañana y sentir que tienes una estabilidad y un equilibrio», confiesa.
Además de sumar nuevos miembros a la pandilla, en «No sonrías que me enamoro» habrá terceros empeñados en convertir en triángulos amorosos relaciones que hasta el momento habían sido redondas. «Es un recurso frecuente», aclara el autor, antes de confirmar que sembrará alguna que otra duda en los corazones de la pareja protagonista.
Han pasado casi cinco años desde que comenzó a escribir en un blog el primer capítulo de «Canciones para Paula», que más tarde se convertiría en una trilogía con más de 300.000 copias vendidas. Pero Blue Jeans –aunque él suele definirse como «soy Paco, de Carmona y escribo libros»– aún se pregunta extrañado y emocionado qué tecla mágica habrá tocado para que todo haya ido como hasta ahora. «Mi padre, que es muy creyente, dice que alguien me ha tenido que tocar con una varita», confiesa sonrojado. Porque hay algo de este autor –sus mejillas encendidas y esa inseparable gorra bajo la que oculta una pertinaz timidez– que parece resistirse a dejar de parecer un poco niño. «Estoy en un momento difícil de asimilar. Hace cinco años era una persona totalmente inestable, tanto en el plano económico, como sentimental. Estaba superperdido antes de empezar a escribir. Por eso no creo que tenga asimilado todavía que escribo libros, que la gente me lee y que acude a mis firmas. Lo veo todavía como lejano», explica con una humildad incrédula.
Y eso que sabe que hasta le quieren publicar esa primera novela de misterio que rechazaron en varias editoriales y que le llevó a refugiarse en las redes sociales y los blogs, donde descubrió que su escritura triunfaba entre los adolescentes. «Todo empezó por ahí, el rechazo de tanta gente a algo que hacía. Tenía que comprobar si realmente valía o no para escribir. Y hoy en día me alegro de que no me hubieran publicado esa primera novela de misterio. Todo ha salido tan bien después de aquello. Además, siento que ahora no es el momento de que publiquen esa historia, quizás en un futuro», confiesa. Fueron los lectores on-line quienes le auparon y, por eso, se siente cómodo con la etiqueta de escritor 2.0. «Un autor normalmente escribe muy para él, con sus personajes y sus ideas. Mi caso es el contrario: vengo de publicar gracias al lector y me gusta pensar que no es algo sólo mío, sino que sientan que las novelas también son suyas».

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