De quincey, entre judas y el opio
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Menos de dos años después de que la editorial Páginas de Espuma publicara en un volumen una serie de trece textos autobiográficos de Thomas de Quincey, «Estilo. Escritos literarios de un opiómano inglés», llega otra entrega inédita del pensamiento del conocido autor inglés, «Judas y otros ensayos sobre lo divino y humano» (traducción de Juan Manuel Salmerón Arjona). Si en aquel caso se trataba de unas páginas centradas en anécdotas familiares y la recreación de los lugares donde vivió, más la evocación de su padre y hermanos, ahora se han recogido únicamente cuatro textos que se dirigen al lector de manera tan provocadora como estimulante.
El autor de «Confesiones de un inglés comedor de opio» y «Del asesinato considerado como una de las bellas artes» llega a afirmar en el primer ensayo que se presenta ahora que todo lo que se atribuye a Judas Iscariote, «sus verdaderos propósitos y su destino final, es erróneo. No una cosa, todas las cosas que la tradición atribuye a Judas Iscariote son falsas».
Un hombre sin maldad
Lo argumenta incluso aludiendo a las supuestas indecisión y duda que invadían a Cristo «cada vez que tenía que abandonar su peculiar sabbat de contemplación celeste y atender a las vulgares demandas de la acción»; en definitiva, la reacción de Judas «se debía, no a su maldad, sino a su sincera convicción de que había algo enfermizo en el carácter de Cristo y se necesitaba un impulso que precipitara las cosas».
La mirada corrosiva y polémica no acabará ahí, pues en las páginas tituladas «Sobre la guerra», De Quincey vuelve a ironizar sobre la extinción de los conflictos armados y los «inconvenientes» que tendría ello, la mayoría relacionados con el orden económico, además de contrastarlos con males incluso mucho mayores; no en vano, la guerra ya se ha convertido en «una ciencia magnífica e ilustrada», de la que de alguna manera depende el instinto del hombre.
Después, en el texto breve «Sobre el suicidio», comenta obras y casos reales sobre lo que significa darse muerte de forma algo dispersa, y para acabar, «La superstición moderna» supone una defensa de lo milagroso y sobrenatural, pues en esa comunión con lo invisible se halla la grandeza del hombre, lo cual le sirve de pretexto para atacar la religión. Así que Thomas de Quincey, que es, precisamente uno de los personajes que aparecen en la última novela de antonio Muñoz Molina, nos propone darle la vuelta a los argumentos consabidos por todos en algunas materias y refundar ideas. Algo que siempre merece la pena para educarnos en valores necesarios como son la diferencia y la tolerancia.
Sobre el autor
De Quincey (1785-1859), famoso por su adicción al opio, fue periodista y biógrafo de los poetas de su época
Ideal para...
los que deseen leer reflexiones alejadas de lo políticamente correcto
Un defecto
La editorial no apunta la procedencia de los textos
Una virtud
El alambicado estilo del autor tiene interés por sí mismo.
Puntuación
9