Deconstruyendo a Cortés sin ira
Creada:
Última actualización:
Pocos personajes de nuestra historia han sido tan maltratados como Hernán Cortés. España suele desdeñar la memoria de sus hijos más ilustres y el conquistador extremeño es buena prueba de ese empeño tan español en mirar de reojo a cualquiera que se atreva a dejar su huella en la historia. Cortés ha sido seguramente una de las principales víctimas de la leyenda negra que agitaron desde el siglo XVI las potencias europeas obstinadas en socavar los cimientos del imperio español. Por eso, cualquier intento de acercarse a su figura libre de prejuicios debe ser bienvenido. Y eso es lo que hace Iván Vélez (Cuenca, 1972) en «El mito de Cortés» (Ediciones Encuentro), en el que, a traves de una excepcional labor documental, aborda la evolución de la imagen del conquistador de héroe universal a icono de la leyenda negra.
A punto de cumplirse 500 años de la conquista de México, Cortés sigue siendo un personaje al que no conviene reivindicar. Vélez nos recuerda, a través de los juicios de quienes se empeñan en juzgar su obra con parámetros de buenas prácticas de ONG del siglo XXI, que las críticas a la brutalidad de Cortés (que frecuentemente olvidan la propia brutalidad de los aztecas) han oscurecido con el paso de los siglos su faceta civilizadora. Para no encastillarse en debates académicos estériles, Vélez desciende a la arena de la polémica y se atreve incluso a abordar un tema que sigue siendo tabú: la posibilidad de levantar una estatua a Cortés en la nación mestiza que él empezó a forjar cinco siglos atrás.
Un proyecto por el que también batalló sin éxito el socialista Indalecio Prieto. Un desdén que sigue vivo al otro lado del Atlántico. El autor nos recuerda que hace un siglo la escritora Emilia Pardo Bazán ya se quejaba de la falta de reconocimiento a Cortés en España, donde a día de hoy apenas una pequeña calle de Chueca le recuerda en Madrid. El libro tiene la virtud, en fin, de desbrozar uno a uno los mitos que siguen oscureciendo al personaje histórico para, finalmente, reivindicar su figura.