Doce mujeres de bandera
En un solo libro se reúnen momentos significativos de doce mujeres de ámbitos como el político, religioso, filosófico o artístico. Mujeres cuyas vidas se recrean de forma narrativa y de las que se aporta una breve biografía.
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En un solo libro se reúnen momentos significativos de doce mujeres de ámbitos como el político, religioso, filosófico o artístico. Mujeres cuyas vidas se recrean de forma narrativa y de las que se aporta una breve biografía.
La toma de conciencia personal femenina. Este es el enfoque que han elegido las escritoras Eugenia Tusquets y Susana Frouchtmann para un libro en el que, mediante doce grandes mujeres de distintos ámbitos y el relato de sus biografías, quieren poner el acento en los caminos que tales mujeres emprendieron para adquirir conciencia de sí mismas. Ello, por supuesto, en un entorno eminentemente masculino y en algunos casos socialmente represivo, entorno que en efecto necesitó el empuje de ciertas figuras femeninas para soltar ciertos lastres y prejuicios en pos de la igualdad de géneros. Por supuesto, dicen las autoras, existen libros que abordan la vida de las mujeres que enseguida citaremos, pero «La pasión de ser mujer» pretende «concentrarse “en ese momento” cuyas circunstancias propician el cambio de estado, en el paso que separa al yo de la revelación de sus propias capacidades», según explica Tusquets, que añade: «Es ese punto nodal de toda biografía que constituye la razón de ser de la misma, que convierte al personaje en digno de atención».
En pos de despertar esa atención, las autoras dividen cada capítulo en dos partes; en la primera, Tusquets recrea el punto de inflexión que fue determinante para que el personaje en cuestión, y en la segunda, Frouchtmann precisa su contexto a modo de crónica periodística. Todo lo cual tendrá como resultado el hecho de «humanizar a nuestras mujeres, penetrar sin pudor en sus vidas y descubrir algunas de sus experiencias, en ocasiones desconocidas, en otras, distorsionadas por la historia oficial». El afán de superación, es, asimismo, otro factor importante para las autoras a la hora de haber elegido a la siguiente docena de mujeres de ambientes muy diferentes, exitosas y famosas todas ellas:
Hannah Arendt (1906-1975), que acaba de escribir un texto sobre un antiguo teniente coronel de las SS nazis y el juicio celebrado en Jerusalén, a la que ella misma asistió. A partir de ello, discute en casa con dos amigos, pues su manuscrito puede ser interpretado de forma ambigua.
Teresa de Ávila (1515-1582), enferma en la cama, después de cuatro años en el convento, sintiendo una angustia muy profunda que se mezcla con su conciencia de mujer que no podrá alcanzar cargos superiores en el escalafón eclesiástico, al tiempo que la embargan recuerdos de la niñez.
Maria Callas (1923-1977), que aparece turbada por recordar ciertos hechos y negando a un amigo que quisiera suicidarse (por una ingesta desmesurada de pastillas). Con el trasfondo del coqueteo de Aristóteles Onassis con Jackie Kennedy y con la zozobra de verse sola de forma inminente.
Hedy Lamarr (1914-2000), en un momento en que empieza a acostumbrarse a lo que significa ser una estrella en Hollywood tras venir de la Europa bélica. La han promovido como la mujer más bella del mundo, aunque es mucho más que eso: una mente brillante para la ingeniería.
Raquel Meller (1888-1962), que se halla en su residencia frente al bosque de Boulogne, cuando de repente aparece un pez gordo del mundo del espectáculo de Estados Unidos. Meller ya le había rechazado por preferir París a Nueva York, a pesar de que la llegada del cine sonoro abriría nuevas posibilidades.
Anaïs Nin (1903-1977), de camino a París, para una sesión de psicoanálisis, ya que le inquieta su obsesión, amorosa, por su propio padre. En una época además en la que reflexiona sobre su relación con Henry Miller, que no sabe si es de enamoramiento o de admiración intelectual.
Emilia Pardo Bazán (1851-1921), recién publicado su importante ensayo «La cuestión palpitante», discute con su marido cuestiones que éste no parece entender. Ideas que vienen de Francia y encuentran en la autora gallega una gran empatía, que contrasta con el conservadurismo imperante en España.
Mercè Rodoreda (1908-1983), sentada en su piso de Ginebra, dedicada a una novela en la que será inevitable poner algo de sus recuerdos de la guerra. Un proyecto que ella misma cree masoquista, y que discute con su pareja, Joan, al que nota por otra parte más distante de lo habitual.
Eleanor Roosevelt (1884-1962), cansada, en su casa de Nueva York, tras unos días que tal vez hayan sido los más duros porque su salud se ha quebrado por completo. Atrás tuvo que aguantar cómo su suegra rechazaba su matrimonio con Franklin, que está a punto de emprender su carrera política.
Madame de Staël (1766-1817), con cuarenta y siete años, vive en el exilio en Ginebra, por orden de Napoleón por haberse enfrentado abiertamente a él. En su residencia, la escritora habla con su amante, Benjamin, con el que protagoniza escenas de una vulgaridad impropia de su estatus intelectual.
Remedios Varo (1908-1963), que llega a México con su novio tras huir de la Ocupación nazi de París. La artista a su vez había huido de la Guerra Civil Española, pero por fin en América ha encontrado el color que va a inspirar sus cuadros con una fuerza y una seguridad hasta entonces no logradas.
Virginia Woolf (1882-1941), en un instante de su vida delicado, como tantos, intentando combatir su sensación de desamparo frente a la depresión que la amenaza cada día más. Leonard, su leal marido, vive continuamente preocupado, vigilando si su mujer desaparece de repente.
FICHA
Eugenia Tusquets y Susana Frouchtman
«La pasión de ser mujer»
Circe, 352 páginas. 19 euros