El franquismo «pop» de Vila-Sanjuán

Barcelona, principios de los sesenta. Un año antes se había aprobado el plan de estabilización que daría un vuelco a la economía. El español medio se familiariza con los electrodomésticos, la televisión y el universo publicitario. La literariamente transitada epifanía progre se está gestando a través de sus padres, una «droite divine» adinerada con una vida social y carnal sin complejos. Aunque no sólo de la calle Tuset bebe Vila-Sanjuán para construir esta historia –que no es de intriga pese a contener muchos enigmas–, pues sabe descender hasta el Somorroso y así contraponer el glamour a los residuos de la más dura posguerra. Para cavar en la apariencia de aquellos años, articula el ganador del Premio Nadal esta historia a través de distintas subtramas que giran alrededor de un programa de radio –«Rinomicina le busca»– encargado de localizar a desaparecidos y donde el padre del autor trabajó en aquellos inicios del marketing: un radiofonista, una bella burguesa desasosegada, un joven que busca a su madre perdida durante la contienda civil... Cada voz resulta un plano-secuencia atmosférico de la ciudad, plasmado con el rigor de una construcción clásica. Barcelona se jacta de muchas y muy buenas novelas, pero ésta se postula como la definitiva de una década muy poco transitada.