El hidalgo, al microscopio
Es bien sabido que cada época, incluso cada lector, tienen su propio Quijote, una particular percepción de la inmortal novela cervantina y sus inolvidables protagonistas. Para Ortega y Gasset nuestro hidalgo es la viva imagen de la bonhomía idealista de su creador, mientras que para Unamuno constituye la representación identitaria, castiza, de una colectividad nacional; y, según Azorín, este es un relato itinerante y tortuoso, trasunto mismo de la vida; en opinión de Américo Castro se trata de una narrativa de clara inspiración erasmista; y para Ramiro de Maeztu estamos ante un lúcido loco en medio de una España en conflictiva decadencia.
Salvador de Madariaga (1886-1978), ensayista, novelista, diplomático e intelectual exiliado opositor al franquismo, desarrolla también en «Guía del lector de ‘‘El Quijote’’» (1926) su particular, acertada y minuciosa visión de una novela que es aquí oportunamente revisitada en un tono crítico de perfecta vigencia y válida actualidad. Estas páginas recorren sus más característicos temas: la ambivalencia entre cordura y locura, los imprevistos desastres que propicia la bondad humana, la selectiva crítica de los libros de caballerías, la complementaria oposición entre realismo e idealismo, la concreta diagnosis de la enajenación delirante, el genial protagonismo del humor o la libertad fabuladora de un desacomplejado relato de aventuras en el que todo es posible. Madariaga se muestra cercano, por su propio liberalismo ideológico, al significado etimológico de la condición «liberal» de don Quijote; es decir, generoso, desprendido y solidario. Subraya además el carácter dinámico de un libro que ha evolucionado vivazmente en su proyección europea y a través de sucesivas generaciones de fascinados lectores. Con una penetrante glosa de citas seleccionadas y un divagante tono ensayístico que combina el rigor con la divulgación, esta guía mantiene una renovada e innegable utilidad.