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Gabriel Tortella: «Puigdemont es independentista, pero tiene miedo a la independencia»

Gabriel Tortella / Historiador. Es autor de «Cataluña en España. Historia y mito» (Gadir), un libro que invalida el argumentario del independentismo catalán

Gabriel Tortella, historiador
Gabriel Tortella, historiadorlarazon

Es autor de «Cataluña en España. Historia y mito» (Gadir), un libro que invalida el argumentario del independentismo catalán

Cataluña jamás ha sido un país independiente, por muchas historias que inventen los independentistas. Gabriel Tortella ha escrito, junto a José Luis García, Clara Eugenia Núñez y Gloria Quiroga, «Cataluña en España. Historia y mito» (Gadir). El libro desmonta las leyendas que corrompen el soberanismo catalán con un riguroso análisis que huye de la superficialidad y descalabra el discurso imbuido en propaganda.

–¿Cuánto de mito tiene la historia entre Cataluña y España?

–Casi todo. El primero es que Cataluña sea una nación. No lo ha sido nunca. Ya era parte de la Hispania romana.

–Quizá el Ebro distorsiona la realidad...

–Podría ser. Yo nací en Barcelona. Mi padre era barcelonés y mi madre, madrileña. Siempre nos sentimos orgullosos de ello. Contaban historias de que los madrileños no trabajaban o de que los catalanes eran tacaños, pero no había problemas identitarios. La situación actual la creó artificialmente Jordi Pujol.

–«España nos roba», decía. Y mire quién ha terminado siendo el ladrón...

–Los escándalos de Pujol se remontan a antes de 1980. La cleptocracia catalana es tremenda. España nunca ha robado a Cataluña. Al contrario. En el siglo XIX, y gran parte del XX, era Cataluña quien robaba al resto del país. Contrajo una deuda muy grande por la protección a la industria textil, que a costa del consumidor español obtuvo unos enormes beneficios.

–Conocer en profundidad el pasado, ¿acabaría con el desafío soberanista?

–Si los independentistas reconocieran las cosas, se les acabarían sus argumentos. Pero como decía Azaña, en España, si quieres mantener un secreto, escríbelo en un libro.

–¿A quién amenaza la independencia?

–Sobre todo, a los residentes en Cataluña. Esa élite tan rancia serían los señores feudales de horca y cuchillo. Si Cataluña hubiera sido independiente, a Pujol no le habría ocurrido nada. Hubieran robado a sus anchas, porque había controlado a los jueces.

–¿Qué sería de Cataluña sin España?

–La independencia sería un desastre. Su PIB caería a corto plazo más del 10%, aumentaría el paro y la inflación, se hundirían las exportaciones...

–¿Y de España sin Cataluña?

–Se vería menos afectada, pero también sufriría. Cataluña es una región rica y dinámica, aunque menos desde que están los independentistas en el poder. Cualquier secesión daña a las dos partes.

–¿Existe solución?

–Sí, habría que obligarles a aplicar las leyes. El único que da créditos a Cataluña es el Estado español. Si le aprietan las clavijas a Puigdemont para que no pueda pagar a sus funcionarios, pondría el grito en el cielo. Pero siempre lo hace, así que tampoco llamaría la atención. El nivel de vida de Cataluña depende de España. Sin embargo, los gobiernos españoles tienen miedo, han escondido los problemas debajo de la alfombra.

–¿Madrid vive de espaldas?

–Lo intenta. Pero los catalanes arman gresca con la actitud del chantajista. Debería haber firmeza y valor para decir que esto se ha acabado. La opinión pública española está bastante anestesiada. A más del 50% de los catalanes no les parece bien lo que hace su Gobierno.

–¿Corre España el riesgo de resquebrajarse?

–Si continuamos así, sí. Lo gracioso es que incluso los independentistas temen la independencia. Por muy locos que estén, saben que para Cataluña sería una catástrofe. Sólo los pirados de la CUP la quieren. Puigdemont es independentista, pero tiene miedo a la independencia.

–¿Y si se celebrara un referéndum?

–Sería ilegal, a menos que se hiciera en toda España. Ninguna Constitución democrática permite la secesión unilateral de una parte del país.

–¿Qué sentido tiene el nacionalismo hoy en día?

–Ninguno. Es absurdo.

–¿Ha caducado?

–Sí. Ideológicamente está en bancarrota. Es un fenómeno extraño y obsoleto desde el punto de vista sociológico.

–¿Y victimista?

–El nacionalismo se nutre de eso.

–Siempre ha sido de derechas.

–Esencialmente, sí.

–Y entonces, ¿por qué lo defiende la CUP?

–No soy psiquiatra. Estos tíos son una mezcla muy rara. La lían en Barcelona, pero representan a unos distritos pirenaicos que fueron carlistas. En el fondo, los que apoyan a la CUP son muy de derechas.

–El socialismo, tradicionalmente internacionalista, ha sellado un acuerdo con los nacionalistas vascos y apoya a los catalanes...

–El socialismo ha sido una doctrina con enorme éxito por luchar a favor de los trabajadores en el XIX. En el XX creó el Estado del Bienestar, pero ahora se ha quedado sin objetivos. Ha empezado a olvidarse de sus raíces y se ha aferrado a la defensa de las minorías.

–¿Podría el divorcio entre el PSOE y el PSC constituir el entierro del socialismo español?

–Lo ha hecho tan mal desde Zapatero que caerá haga lo que haga. Está dilapidando un enorme capital político. Pero no creo que la cuestión catalana les hiciera demasiado daño. Yo sería partidario de crear un PSOE en Cataluña, un partido no nacionalista. El PSC ha traicionado a sus bases, que eran los castellanoparlantes.

–Pedro Sánchez llegó a declarar que España era una nación de naciones...

-Eso es un disparate. Las naciones de naciones no tienen ningún futuro. Mire la Unión Soviética, el imperio austrohúngaro, Yugoslavia... ¿Así quieren que acabemos?

–¿Es de todas las historias de la Historia la más triste la de España?

–No necesariamente. Pero en España muchos proyectos atractivos se han ido al garete. Ahora no hay peligro de guerra civil, pero la independencia de Cataluña por la vesania de los independentistas y la dejadez de los gobiernos de Madrid sería un muy mal fin.

El lector

Aunque sea asiduo de la prensa en papel, Gabriel Tortella también se informa por internet, donde «el acceso es más rápido», confiesa. Escribe tribunas en algunos periódicos, compra LA RAZÓN y está suscrito a otras cabeceras nacionales. Su sección favorita es la de Opinión, ya que «en los editoriales se resumen los principales temas del día».