Hay vida más allá del intelecto
Hay una manera alternativa de percibir la realidad en paralelo a la actividad puramente intelectual y que el neoplatonismo antiguo relacionaba con la capacidad llamada «phantasía», noción tomada del «De Anima» aristotélico que fue hábilmente modificada desde Plotino para confluir con las tesis platónicas sobre la imaginación. Al fin, la fantasía resultó en una noción mixta, imaginativa pero que conservaba su función en la teoría de la «aisthesis» o percepción. Modernamente fue la psicología arquetipal de Hillman la que retomó la idea de la fantasía para dar forma a sus teorías sobre nuestra vida psicológica.
Pese a estar en la tradición junguiana, no se puede comprender a Hillman sin el recurso a un cierto misticismo en el vuelo de su idea del alma. La manera más íntima y por así decirlo espontánea de percibir los flujos secretos que animan el mundo es abordada por este estupendo libro de Hillman, editado ahora por Atalanta, que reúne dos obras paralelas, una sobre el llamado «pensamiento del corazón» y otra sobre el alma del mundo.
Huelga decir que en la primera depende grandemente del neoplatonismo de la Antigüedad Tardía, pero también de su recuperación renacentista por el gran Marsilio Ficino, que abunda en la idea de una percepción imaginativa y no mediada por el flujo del pensamiento. Hillman enlaza la inteligencia del corazón en la mística islámica de Ibn Arabi con las confesiones cristianas de San Agustín o las más modernas vistas de Rousseau, ofreciendo una magistral caracterización de una psicología profunda que, más allá del análisis freudiano y superando también la perspectiva de Jung, se expresa mediante la potencia de la fantasía. A eso se le une el delicioso tratado sobre el «anima mundi», otro concepto transversal de sabor platónico. El reflejo de esta en la psique profunda a través de una «aisthesis» imaginativa supone una experiencia de vida auténtica, quizá más real que ninguna, la vida arquetípica y cíclica que está en la base de este potente ensayo. Se aúnan en él erudición e inspiración a partes iguales, por lo que no podemos dejar de recomendarlo con pasión, como el resto de la obra de su autor.