Buscar Iniciar sesión

Heidegger desenmascara a Nietzsche

larazon

Creada:

Última actualización:

Después de Friedrich Nietzsche ya nada fue igual en la historia del pensamiento. Su crítica radical de la filosofía anterior, su vitalismo, su lectura emblemática de la antigüedad griega desvelando a Dioniso como el dios que explica al hombre moderno, su idea del eterno retorno, la noción de voluntad de poder como anhelo fundamental del ser y tantas otras intuiciones mágicas, apotegmáticas e inolvidables, hacen de su obra una de las más influyentes del pensamiento universal. Y qué decir de Martin Heidegger «el oscuro» –sin duda, un alter Heraclitus–, el filósofo del ser y el tiempo, que vivió con pasión el siglo XX desde las aulas universitarias de Marburgo y Friburgo como profesor asistente con Husserl, amante de Hannah Arendt (de quien mañana llega a la cartelera una película basada en parte de su vida) o maestro intelectual de Lacan, Gadamer o Sartre; pero también estuvo marcado por la oprobiosa colaboración con el régimen nazi. Su visión filosófica ha centrado todo el debate filosófico en el siglo XX y sigue haciéndolo en parte hoy al dirigir la atención desde lo eterno e inmutable al tiempo actual, de las abstracciones al problema del lenguaje.
En estos días debemos saludar la reedición de un libro fundamental para comprender tanto el influjo clave de Nietzsche como el desarrollo del pensamiento de Heidegger. Se trata de la colección de Vorlesungen de éste acerca de Nietzsche, cuya reacción a la tradición filosófica occidental es analizada como un punto de inflexión en la historia de las ideas. Un punto y aparte, parece decirnos la lectura heideggeriana, pues a la revolución ética, estética y metafísica que supone Nietzsche le dedicó toda una década de estudio.

Platónico desbocado

Lo interesante es cómo lee Heidegger el hilo de los griegos –un verdadero hilo de Ariadna–, la metafísica de los presocráticos y Platón en el giro copernicano que le imprime Nietzsche. Pero no es tanto una ruptura como una adaptación y un redescubrimiento. A Nietzsche le llamó, por ello, «el más desbocado de los platónicos», observación que ciertamente no hubiese gustado demasiado al filósofo de Basilea. La manera en que Nietzsche proclama que Dios ha muerto parece suponer el más palmario rechazo del «mundo de las ideas» y la reivindicación del mundo sensible. De eso, por cierto, se jactaba Nietzsche, pero en su análisis Heidegger viene a evidenciar algunas dependencias con respecto a la tradición platónica, sobre todo a la hora de hacerse las preguntas de partida de su recorrido intelectual. En esto, el pensamiento heideggeriano fue audaz, incisivo y metódico, en la manera en que parte de otras premisas para desmontar los idealismos anteriores. En su labor de deconstrucción de la metafísica, que pretendía demostrar cómo las estructuras del pensamiento derivadas de la Metafísica tradicional había errado el tiro «ab initio», Heidegger partió de que la pregunta sobre el ser y la verdad debe plantearse desde el lenguaje. Gracias a estas lecturas, Heidegger argumentará que el sentido de la pregunta tradicional por el ser debe cambiarse al la pregunta por el "sentido de ser"y cómo este se da en el marco temporal, como un ser en el tiempo. Está aquí, tal vez, la génesis de sus nociones más características.
En definitiva, este libro resulta básico para comprender la lectura que hace Heidegger de la filosofía de Nietzsche y en qué sentido le influye en una etapa clave y final de su pensamiento. Por terminar con palabras de Teresa Oñate, catedrática de filosofía de la UNED, lo más sugerente de este dúo Nietzsche-Heidegger es cómo ambos interactúan, cada uno desde su perspectiva, en la experiencia filosófica postmetafisica, cambiando para siempre nuestra visión posterior, «retomando la experiencia noética de la filosofía helénica ... y errando por un camino sin fin; el camino del ángel caído de la dialéctica que rebajaba al plano humano de lo decidible, fabricable y recomponible, la unidad difracta, indisponible, del límite intensivo.»