Josep Janés, la vida hecha tinta
Se cumple este año el centenario del nacimiento del editor y poeta Josep Janés (L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 1913-Santa Margarida i els Monjos, Barcelona, 1959). Resulta así muy oportuna e interesante la publicación de una biografía, «A dos tintas. Josep Janés, poeta y editor», a cargo del profesor universitario y profesional del mundo editorial Josep Mengual (1967), en lo que supone un acertado retrato, amplio y profundo, de quien supo hacer del libro y su difusión popular el objetivo de su apasionante vida. De formación autodidacta, talante liberal, tempranamente vinculado al catalanismo católico de antes de la Guerra Civil, inquieto dinamizador intelectual en la posguerra, hiperactivo gestor de numerosos proyectos culturales y estimable poeta clasicista (a destacar su excelente poemario «Combat del somni» –Combate del sueño–), merece ser recuperado como el culto, sensible e inteligente editor que fue, en ocasiones bajo muy difíciles circunstancias históricas.
Se resalta en estas páginas la labor de Janés como impulsor del periódico «Amic», destinado a los soldados del frente republicano; su empeño por publicar en plena guerra traducciones al catalán de Tagore, Mauriac o Gide, así como una antología lírica de García Lorca; sin olvidar su decisivo papel de introductor de la novela inglesa en España, su habilidad para sortear las más variadas imposiciones censoras y su mantenida pugna competitiva con el otro gran editor de la posguerra, un ya legendario José Manuel Lara. Abruma un poco, aunque sea inevitable, la prolija referencia a autores y títulos encuadrados en las diferentes colecciones de la empresa, que tuvo como significativo emblema una imagen del Ave Fénix, resurgiendo de sus cenizas. Pero es que la tarea de este editor, prematuramente segada por su muerte, fue ingente, en su meritorio deseo de acercar la narrativa europea al lector medio español, que podía conocer así a Lajos Zilahy o Var der Meersch, pero también a Joyce o Faulkner. Mengual recoge la acertada semblanza que hiciera de Janés su amigo y escritor Tomás Salvador: «Comerciando parecía un fenicio, creando belleza, un heleno; por su espíritu, un francés; tenía el instinto melódico de un italiano y el «seny» de un prócer catalán».