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La auténtica identidad de D'Ors

La auténtica identidad de D'Ors
La auténtica identidad de D'Orslarazon

En los últimos años se ha ido recuperando al singular prosista, teórico del arte, filósofo estetizante y extravagante personaje que fuera Eugenio d’Ors (Barcelona, 1882 - Vilanova i la Geltrú, 1954). El autor de obras como «La bien plantada», «Tres horas en el museo del Prado», o el extenso recopilatorio de aforismos y textos breves, «Glosario», que se gestaría y publicaría durante décadas a partir de 1906, es ya un icono literario de la divagación especulativa y la ingeniosa ocurrencia, sin dejar de lado la profundidad conceptual, una elaborada estilística y una clásica ascedencia cultural. «La escritura y el poder. Vida y ambiciones de Eugenio d’Ors», de Andreu Navarra (Barcelona, 1937), es una biografía que abarca por igual los aspectos intelectuales, íntimos y civiles del genial escritor, ofreciéndonos una completa panorámica de su multifacética personalidad. Queda claro en el prólogo que no se trata de un ensayo teórico, sino de la semblanza crítica del biografiado: «Este libro es un relato, la narración de la vida de una persona que pensaba y escribía. No un engranaje teórico. El único objetivo, recomponer las caras de un variadísimo poliedro, presentar una síntesis tan completa como manejable de uno de los escritores catalanes y españoles más importantes del siglo XX» (pág.13).

De filias y fobias

Dialogando con una bien leída bibliografía crítica, aportando una significativa anecdótica, valorando acertadamente sus implicaciones políticas y la extensa obra literaria, encontramos aquí el sustento de la identidad orsiana: su carácter de mixtificado fabulador y aristocratizante esteta, la tendencia al regeneracionismo patrio, las ensoñaciones imperiales y los mitos heroicos, el atrabiliario liderazgo novecentista, su obsesión por la Heliomaquia, el combate por la luz, el terror al creciente obrerismo reivindicativo, su escéptica germanofilia durante la Gran Guerra o su adscripción culturalista y excéntrica al franquismo.

Son conocidas sus arraigadas filias y fobias: fue entregado admirador de Joaquín Costa o Gregorio Marañón, e impenitente detractor de Ortega y Gasset, sin olvidar particulares afinidades electivas, como la relación con el popular personaje transfigurado en Lidia de Cadaqués, o quien le acompañaría sentimentalmente en sus últimos años, Pepita Fernández. Quien firmara con seudónimos como Xènius u Octavi de Romeu supo construir una impostada identidad literaria con la que, sin entrar de lleno en el vanguardismo, incurriría en una modernidad transgresora, ricamente metafórica, a través de la «glosa», breve texto de intención irónica y divagante discursividad. Vida y literatura en esta interesante biografía.