La modernidad total de Azaña
Un volumen recoge sus escritos literarios, estéticos y sociológicos, de enorme actualidad
Un volumen recoge sus escritos literarios, estéticos y sociológicos, de enorme actualidad.
Desde hace algunos años la consideración de Manuel Azaña (Alcalá de Henares, 1880-Montauban, Francia, 1940) no es solo la del conocido político republicano, figura clave en la agitada España de los años treinta; se ha ido afianzado como narrador, ensayista y crítico literario. En acertada declaración propia, fue un «intelectual, liberal, burgués»; lo que sería, en el contexto europeo, un perfecto representante de aquel «mundo de ayer» de Zweig, un perfil cultural ilustrado, racionalista, selectivo y exquisito. Reino de Cordelia ha publicado manejables antologías temáticas de la obra del escrito, a cargo del veterano periodista y editor José Esteban (Sigüenza, 1935); el nuevo de estos volúmenes, con el título de «El Arma de las Letras», aborda su faceta ensayística, incluyendo textos de crítica literaria, teoría estética y sociología cultural. Encontramos aquí desde estudios tan fundamentales como «Jorge Borrow y ''La Biblia en España''», que encabezó la traducción de Azaña del conocido libro de George Borrow, el decimonónico viajero protestante inglés, que nos legó ahí sus andanzas por nuestro país difundiendo la Biblia; al modélico ensayo «''Asclepigenia’''y la experiencia amatoria de don Juan Valera», perfecta reconstrucción del mundo literario del inolvidable novelista cordobés; pasando por el planteamiento superador de la ensimismada ideología noventayochista en «¡Todavía el 98!»; la lúcida reseña crítica del regeneracionista Idearium de Ángel Ganivet; el prodigioso recuento de la tradición liberal ateneísta en «Tres generaciones del Ateneo»; el rechazo a las tesis autoritarias de Joaquín Costa en «El cirujano de hierro, según Costa»; la sentida y elaborada necrólogica de Valle-Inclán, «En la muerte de don Ramón...»; el penetrante estudio sobre los procesos creativos cervantinos en «Cervantes y la elaboración del Quijote»; sin obviar el compromiso civil de «La inteligencia y el carácter en la acción política»; o la aguda reflexión sobre la enseñanza pública, deseada como moderna y progresista en «La Universidad y los colegios».
Ponderado juicio crítico
El acierto de esta antología radica en su propio criterio selectivo, basado en la vigencia que conservan los textos. Pertenecen estos a una manifiesta cultura liberal, exponente del ponderado juicio crítico, la equilibrada tolerancia ideológica y el clásico buen gusto estético. Algunas de estas páginas se proponen, acertadamente, rebasar el ancestral tema del problema de España, que lastra las expectativas de futuro y se complace en una negativa visión del pasado. Azaña se muestra aquí decididamente europeísta, aunque sin perder el valor esencial de una hispanidad identitaria, dotada de un particular costumbrismo y una intuitiva percepción artística. La pervivencia de estos ensayos radica en la elaborada sencillez de la prosa, la ordenada estructura argumentativa, la representatividad de los criterios literarios de su autor, su perfilada ironía de ocasional arrogancia, la comprensible altivez de los incontestables postulados y el valor civil de una rigurosa escritura testimonial.