Lo que viví
«Intentar sacar a la luz un recuerdo casi olvidado, no esencial, banal, común, si no a todos, por lo menos a muchos», dice a modo de explicación Georges Perec en las páginas finales de este libro inclasificable y extraño como casi todos los de este enorme escritor francés al que Roberto Bolaño consideraba el novelista más grande de la segunda mitad del siglo XX. Inspirado en la primera obra del estadounidense Joe Brainard, «I remember» («Me acuerdo») está compuesto por 480 recuerdos que Perec recopiló entre enero de 1973 y junio de 1977, mientras trabajaba de bibliotecario en el Hospital de Saint-Antoine de París, y que aparecieron, algunos, en enero de 1976 en la revista «Les Cahiers du Chemin».
«Me acuerdo de haber ganado un torneo de canasta», apunta Perec en estas páginas, que se corresponden, en su mayoría, con la memoria privada del escritor entre 1946 y 1961, desde los diez hasta los veinticinco años. Recuerdos que, no obstante, no son exclusivos de su imaginario personal, pues también aparecen escritores, actores, músicos de jazz, juegos, anuncios, acontecimientos, hechos banales de un mundo que el tiempo ha perdido. «No son exactamente recuerdos, ni son, desde luego, evocaciones personales, sino pequeños fragmentos de cotidianidad, cosas que, tal o cual año, toda la gente de la misma edad ha visto, ha vivido, ha compartido, y que más adelante desaparecieron», señala Perec, que es capaz de retener en su memoria a su primo Henri, que «se pasaba el día entero en bata cuando estaba preparando los exámenes», o recordar que Burt Lancaster, por ejemplo, «era acróbata», o que una vez empezó «una colección de cajas de cerillas y de paquetes de tabaco». Cosas nimias que, de no haber sido por la marca indeleble de su escritura, serían, hoy en día, olvidadas.