Magrinyà y el azar que todo lo puede
En 2000 un hasta entonces reconocido autor de cuentos, Luis Magrinyà (Palma de Mallorca, 1960), publicaba una deslumbrante novela, «Los dos Luises», sobre los turbios afanes de un joven dramaturgo compitiendo con un triunfante autor teatral. Esta historia combinaba el original tono farsesco con la aguda crítica del arribismo profesional y los medios literarios institucionalizados. Aparecerían posteriormente las dos novelas que ahora se reeditan conjuntamente revisadas, «Intrusos y huéspedes & Habitación doble», lo que posibilita una curiosa lectura comparada y hasta paralela entre dos diferentes atmósferas narrativas, coincidentes en una misma intención experimental, una excéntrica ironía y la recreación de atrabiliarias situaciones argumentales. La primera de estas historias plantea un conflicto de padre separado con lacónico y despectivo hijo adolescente; una fábula moral de soterrado humorismo sobre la incomunicación y el desamparo de unos desnortados personajes. Mientras que la otra novela encadena variadas peripecias, desde unos automovilistas que temen atropellar a algún suicida hasta el oscuro electricista que acumula variados materiales representativos de su inane existencia, pasando por un padre fascinado por los asesinos en serie o una accidentada cena de médicos; un particular esquema de vidas cruzadas donde el imprevisto azar lo controla todo. En las primeras líneas la protagonista se autodefine como «una combinación de pensamiento y golpes de suerte» (pág. 235), lo que conduce a una comicidad trufada de casuales contingencias y sorprendentes desenlaces.
Como muy bien señala en su esclarecedor prólogo Gonzalo Torné, es esta una escritura centrada en la socialización de los problemas de unos desinhibidos personajes, marcados por la desarraigada soledad o por una inquietante presencia marginal. Este oportuno volumen recoge lo mejor de la atrevida literatura de Magrinyà: las inmensas posibilidades narrativas de la cotidianidad, el imprevisto desarrollo de iniciales pequeños conflictos, un logrado estilo experimental, héroes zarandeados por insospechadas eventualidades y una sarcástica mirada sobre las convenciones sociales. El lector arriesgado, sin miedo a transgresoras propuestas argumentales, está de enhorabuena.