Polémica visión de Occidente
Niall Ferguson analiza el difícil momento de nuestra civilización
¿La actual crisis financiera, con un rápido ascenso de las economías emergentes de Asia y América Latina y el consiguiente decrecimiento de Occidente, simbolizan la decadencia de las instituciones que convirtió «al gran Oeste» en el lugar puntero del mundo? ¿Son, tal vez, algunos de los síntomas de esta gran «degeneración» como la tilda Ferguson en este libro que recoge parte de las conferencias que impartió por la BBC?
Desde luego, como el título avanza, no es una invitación al optimismo. En sus páginas se habla de cómo las instituciones decaen, la economía agoniza y se propaga una pérdida de las estimas nacionales. El historiador británico habla de una crisis que excede la economía y vuelve la vista al Adam Smith de las pasiones humanas, al observador del la melancolía de la decadencia... A partir de sus apreciaciones estableció la distinción entre estados progresivos y estacionarios. En los primeros, aunque la pobreza sea grande, la certeza de que la situación mejorará mantiene el pulso. Las naciones ricas, por el contrario, que atraviesan prolongadas fases de bonanza, terminan sucumbiendo a la desesperanza y sus ciudadanos dejan de confiar en el trabajo como principal fuente de prosperidad. Ricos y pobres sufren las consecuencias por igual. Los primeros tildan a los segundos de parásitos sociales; los segundos recriminan a los ricos los sacrificios que ellos tienen que soportar para incrementar sus ya luengas fortunas... Un «loop» sin remedio que no beneficia a nadie.
La tesis del libro de Ferguson –famoso por sus opiniones revisionistas que rehabilitan el imperialismo y el colonialismo– es que, veinticinco años después de la Guerra Fría y el aparente triunfo de la democracia liberal, la supremacía económica y política de Europa Occidental y Norteamérica se está desvaneciendo. Esto es, según sus palabras, debido a la degeneración en las sociedades occidentales de las instituciones sobre las que se basa dicha supremacía: el gobierno representativo, el libre mercado, el Estado de Derecho y la sociedad civil. Se esté o no de acuerdo con los postulados de este historiador,lo cierto es que evita tanto las explicaciones obvias y simplistas como las innecesarias cazas de brujas, en este análisis en busca de las raíces del gran problema de Occidente.