Premios literarios

Los «Mad Men» de la calle Tuset

El ganador del Nadal, Sergio Vila-Sanjuán, propone en «Estaba en el aire» una nueva lectura literaria de Barcelona gracias al mundo sofisticado de la publicidad

Una Barcelona en continuo cambio se forja en las páginas de «Estaba en el aire».
Una Barcelona en continuo cambio se forja en las páginas de «Estaba en el aire».larazon

En una Barcelona gris, la de los años del franquismo, también hay un ambiente de ejecutivos publicitarios, en el que había espacio para el lujo y cierto ambiente liberal. Era una suerte de «Mad Men» alrededor de la calle Tuset, para muchos el Madison Avenue de la ciudad, en un tiempo, el de los años 60, en el que se instaura una especie de «Droite Divine» cercana a la mítica «Gauche Divine». Es en ese ambiente donde se trabaja para dar a conocer determinados productos en el tiempo en el que está naciendo la sociedad de consumo. Éste es el decorado de «Estaba el aire», la novela con la que Sergio Vila-Sanjuán ha logrado el Premio Nadal y que será publicada por Destino el próximo 12 de febrero.

«Droite Divine»

El escritor y periodista explicó ayer, en una entrevista con LA RAZÓN, que su intención era «tocar un momento histórico del que no hay mucha literatura, el de la "Droite Divine", que se ha olvidado un poco, una alta sociedad con dinero que vivía muy bien, que tenía casas en la Costa Brava y barcos, montaban unas fiestas tremendas y tenían una vida sentimental movida. Y esto sale en la novela. Son personajes que no son reales –los he cambiado mucho–, pero la atmósfera existió. Era una derecha liberal que en la novela se mimetiza en un industrial llamado Casimiro Pladevall, un personaje contradictorio porque es franquista, metido en el régimen hasta arriba, pero que también tiene un carácter liberal: patrocina empresa periodísticas, es un "bon-vivant"... Había gente de este tipo que se movía en la contradicción de vivir muy bien con el régimen, pero con la otra mano apostaban por la modernización de la sociedad española».

Uno de los ejecutivos que fue testigo de ese cambio en la España de los 60 fue José Luis Vila-San-Juán, padre del ganador del Nadal, un publicitario –palabra que él prefería a la de publicista– encargado de promocionar todo tipo de productos, por ejemplo en las ondas. «"Rinomicina le busca"era un programa de radio patrocinado, algo que se admitía en los años 60 y que a mediados de los 70 se suprimió. Decidieron hacer un programa dedicado a la búsqueda de desaparecidos, un claro antecesor de "Quién sabe dónde". Mi padre controlaba el tema del patrocinio y estaba implicado como coordinador. El conductor era Enrique Rubio, un famosísimo periodista de sucesos que además dirigía una revista en la que se explicaban los casos», comenta el autor de «Estaba en el aire».

El espacio, emitido por Radio Nacional de España, conoció un éxito espectacular, al poder resolver numerosos casos, muchos de ellos relacionados con familias separadas por la Guerra Civil. Sin embargo, el programa no gustaba a los jerarcas de la dictadura, no muy ilusionados ante la perspectiva de que se hicieran públicas heridas surgidas directamente del golpe de Estado de 1936. El programa acabó desapareciendo, pero hizo una importantísima labor social. «He modificado los casos para la novela, pero muchos eran terribles. Mi padre, que se implicaba en la investigación y selección de casos, conservaba las cartas y llegaban mil a la semana», recuerda Vila-Sanjuán.

La historia cuenta con una serie de personajes que sirven para retratar distintos tipos que formaban la Barcelona de ese tiempo. Es el caso de un chico procedente del norte a la búsqueda de sus orígenes y que trabaja en la fábrica de Seat, con el que se describen espacios pobres de la ciudad como el barrio del Somorrostro. Eso contrasta con otra Barcelona opulente, rica y con ganas de ultramodernidad. También es uno de los tiempos más brillantes para los medios de comunicación, con los estudios de televisión de Miramar, desde los que se emitía el programa «Reina por un día», donde trabajaba un tío del ganador del Nadal. Barcelona también se convirtió en los años 60 en la gran capital de la publicidad. «Cambia la visualización de la sociedad española. A través de la publicidad, se pasa de la España con boina y botijo de Camilo José Cela a un mundo más sofisticado, con descapotables, neveras y consumo. Esto se hace desde Barcelona porque es donde se encuentra la mayoría de grandes agencias de publicidad. Eso es un capítulo que apenas se ha tocado y me apetecía tratarlo en el libro», declara Vila-Sanjuán.

Más económico

El autor admite que podrían encontrarse ciertos parecidos entre la vida de sus padres y la de los protagonistas de la serie de televisión «Mad Men». «Era bastante igual, pero mucho más económico. Era gente elegante que fumaba y bebía todo el día. Era un mundo de costumbres liberales y con mucha voluntad de modernidad. Aunque no tenían los mismos medios que en Estados Unidos, se inspiraban mucho en ellos. Cuando vi "Mad Men"vi muchas escenas que me recordaban a mi infancia, como el whisky, el Lucky Strike, esas reuniones, esas señoras con esos peinados... Era un mundo bastante occidental». Vila-Sanjuán admite que se ha inspirado en la figura de su padre para uno de los personajes de su galardonada novela, aunque que nadie piense que éste se trata de un retrato veraz. Para esta novela, el autor ha optado para una estructura un poco policial porque el lector se encontrará una serie de enigmas que se plantean y al final se cierran. José Luis Vila-San Juán dejó su carrera en el mundo de la publicidad para pasarse a la historia en 1971, con cierto éxito de ventas y de crítica. Uno de sus más aclamados libros, «García Lorca, asesinado: toda la verdad», fue galardonado en 1975 con el Premio Espejo de España. El hombre que detuvo y denunció a Federico García Lorca, el diputado de la CEDA Ramón Ruiz Alonso, se ofendió con el contenido del libro, aparecido en 1975 y uno de los primeros en el franquismo en hablar sin censuras del asesinato del poeta granadino. «Pleiteó contra mi padre e intentó que lo multaran», recuerda Vila-Sanjuán, quien no ocultó su interés por entrar de manera literaria a ese mundo en alguna ocasión al conservar todo ello en el archivo de su padre.