Buscar Iniciar sesión

Los planes del dictador para invadir Portugal

larazon

Creada:

Última actualización:

Franco aspiraba a la unificación de la Península Ibérica y contaba con un proyecto para fabricar una bomba atómica.
Franco acumula a su espalda una vasta bibliografía, un verdadero aluvión de publicaciones. En el ámbito hispánico, exclusivamente alrededor de su figura existen entre 300 o 500 trabajos exhaustivos, rigurosos, y, en inglés, con esos mismos criterios de exigencia, entre 75 y 100. Son cifras que comenta Jesús Palacios que, junto al historiador norteamericano Stanley G. Payne, ha abordado la figura del dictador en una nueva biografía que, a finales de septiembre publicará Espasa. «Durante años se le trató desde la hagiografía, de una forma laudatoria, y, en tiempos más cercanos, desde el punto de vista de una crítica sectaria, adversa. Faltaba un cierto equilibrio, intentar escribir un libro desapasionado, objetivo. Ésa es la primera norma del historiador. Ése ha sido el objetivo principal», comenta el historiador Jesús Palacios. Su estudio es el primero de esa envergadura y con esa ambición desde el libro que publicó Paul Preston, y llega después de la polémica que desató el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia. «Se escribió desde cierta benevolencia. Nosotros, no. Tenemos un criterio objetivo. Si tenemos que describir un hecho crítico, lo hacemos. Y si hay que criticar una decisión, lo plasmamos». Para demostrarlo, se ha incluido un capítulo dedicado a la represión. «Queríamos desentrañar la responsabilidad de Franco», comenta Palacios. Inmediatamente después de señalar que durante la Guerra Civil española se cometieron asesinatos en los dos bandos, asegura: «Cuando fue nombrado Generalísimo, la represión en el lado nacional se hace con una mejor planificación. En ese sentido, hay que resaltar las ejecuciones cometidas en los años de la contienda. Después de su finalización, según nuestros cálculos, creemos que hubo 30.000 ejecuciones entre 1939 y 1947, pero, sobre todo, se procedieron con ellas hasta 1943».
¿Pero cuál es la novedad de esta semblanza? ¿Qué aporta? Para comenzar, han sido los únicos, después de Luis Suárez, que han tenido acceso al archivo de la Fundación Francisco Franco y, también, han mantenido una serie de entrevistas, entre ellas, la de su única descendiente. «Lo que más se aporta es su análisis como líder en la confrontación del 36, los documentos diplomáticos relacionados con los alemanes y la Segunda Guerra Mundial, y los que tienen que ver con la última parte de su régimen y, también el tema de la bomba atómica, que no ha aparecido apenas», aseguran Payne. Él también ha visto confirmada, en un informe de 130 páginas, un asunto que ya sospechaba y que comentó hace años en uno de sus ensayos: el plan para invadir Portugal. «Lo descubrí hace 15 años. Lo archivaron. Más bien era una indicación de cálculos. Franco aspiraba a la unificación política de la Península Ibérica. Pretendía dominar el país vecino en una serie de movimientos rápidos del Ejército español. El asunto es que ya entonces, no había en España divisiones rápidas, como las que tenían los alemanes. Se conocía que la fuerza militar portuguesa era pequeña, pero, también, que iba a prestar resistencia. Así que se asegura que todo tenía que ser muy rápido. Pero ya desde el principio se notan todas las deficiencias que presenta esa operación. También se prevé qué sucedería si entrara Gran Bretaña, una potencia aliada de Portugal. En ese caso calculan que necesitarían la ayuda alemana, porque España no podría defenderse de la marina británica. Los fallos son evidente».
Jesús Palacios incide en otro aspecto poco conocido: la posibilidad de que España hubiera desarrollado y poseído un arsenal atómico. «Durante mucho tiempo esto era una leyenda y se ha contado muy mal. La verdad es que comenzó a investigarse en la década de los 50 y los 60 con la Junta de Energía Nuclear. Ya a mitad de los 60, existe un programa de investigación desarrollado para que España pudiera tener una bomba de fusión atómica. Franco estaba al corriente de todo y había acuerdos para que Francia cediera un reactor, que sería el de Vandellós I, en Zaragoza. Estaba preparado para generar el plutonio necesario para poseer un pequeño arsenal nuclear de aproximadamente unas diez cabezas. El desarrollo científico ya estaba hecho».
Problemas con Estados Unidos
–¿Qué sucedió entonces?
–Se detuvo porque Franco consideró que podía crear problemas, que no podía agradar a los Estados Unidos, que ahora mismo le apoyaba, y volverse a encontrar en un nuevo bloqueo internacional. Muñoz Grandes, Carrero Blanco y todos los científicos respaldaban la iniciativa. Sin embargo, él decide paralizar las investigaciones. Todo esto se ha descrito siempre bastante mal. Lo cierto es que si lo hubiera deseado, en el 72, Franco hubiera tenido la bomba atómica. Pero, en cambio, en el 66 dio la orden de paralizar el proyecto. No valoró el otro lado, que con un arma así, podría haber establecido una alianza estratégica con Francia y Estados Unidos. Pero no lo vio. Vio más perjuicios que beneficios.
Stanley G. Payne no duda en resaltar la ironía cuando se le comenta este asunto. «El hombre que tenía tantas ambiciones imperiales al principio de su dictadura y al final llega a ser tan cauto... es paradójico. Prefiere tener un papel de segunda mano en el panorama internacional para no perturbar el equilibro internacional de su régimen». El propio Payne describe ese Franco del comienzo, ambicioso, con delirios de vieja grandeza en su cabeza, cuando comenta el encuentro que sostuvo con Hitler en Hendaya: «Por supuesto que deseaba participar en la Segunda Guerra Mundial. Estaba predispuesto. Pero pedía un precio bastante alto: una parte del territorio francés en África y mucha ayuda alemana. Hitler no podía pagar lo que exigía. Primero por la alianza con el régimen de Vichy y, segundo, porque no podía adelantar de antemano todo ese material que se le pedía. Si hubiera podido, Franco hubiera entrado».
Payne describe el sueño al que aspiraba Franco: «Conseguir la unidad de España. Crear un nuevo sistema político más español, más durable, más duro. Elevar el país a un nivel más alto en el concierto internacional y generar una nueva política internacional. Quería construir una economía productiva y moderna, restaurando el catolicismo y la cultural tradicional, una mayor educación, pero dentro de los moldes católicos... Al principio pareció tener éxito con el proyecto político y económico, pero al hacerlo autárquico fracasó y tuvo que recurrir al Plan de Estabilidad. También fracasó con el gran imperio, al intentar convertir España en una gran potencia, en la contrarrevolución cultural que había ideado. Hubo una contradicción. Con la modernización económica, la sociedad cambió. España llegó a ser un país más materialista y consumista, y menos católico. Y aún así, fue el dictador con mayor éxito del siglo XX a pesar de acumular notables fracasos».
Jesús Palacios comenta que el libro aborda todas las facetas: la infancia, la relación con los padres, Marruecos, la II República, sus planes políticos y económicos, pero el mayor énfasis se ha puesto en comprender esta figura y explicar consiguió llegar a convertirse en un dictador: «Ha tenido más poder que ningún rey en España. Ni siquiera Felipe II o Carlos V reunieron tanto poder. Lo único que le faltó fue nombrarse rey. Tenía el control de todos los poderes estatales. Franco se cuidó como nadie, además, para que nadie se lo quitara. Fue uno de sus objetivos prioritarios. Ya se decía en África que tenía "baraka". Y es cierto. Las circunstancias van modelando al personaje. Cuando le van a nombrar generalísimo, él, que en ningún momento lo pidió ni promovió su candidatura, dijo, que era entregándole todo el poder. Mola y Queipo de Llano dudaron, pero luego... Cuando al final toma el poder se convierte en dictador. Y en un dictador insólito en la Historia de España. No hay nada similar ni parecido en ella con anterioridad».