Felipe VI: «Que nadie construya muros con los sentimientos»

El Rey apeló a la unidad de España y la defensa de la legalidad como garantía de libertad en el discurso de los Príncesa de Asturias

La primera edición de los Premios Princesa de Asturias se celebraron sin Princesa, pero con una reivindicación de los valores humanistas y a los valores que defienden. El Rey comenzó el discurso de la ceremonia de entrega de los galardones de este año afirmando que «somos mayoría los que queremos un mundo en el que la vida digna para todos y la solidaridad sean la norma». Recordó que «la humanidad vive enfrentada a graves desafíos para los que no es fácil encontrar soluciones», pero subrayó que «los seres humanos seguimos teniendo esperanza de futuro». Es ahí, en el horizonte de los días que aún no han llegado, donde, según señaló, donde hay que reforzar todavía más el ámbito del conocimiento, la comprensión, la vida en común y desarrollar el altruismo que nos acerca a los desfavorecidos. «Seguimos el ejemplo de quienes alzan su voz con valentía y responsabilidad para proteger a los más débiles, a los desfavorecidos, a los más vulnerables». A continuación afirmó que «somos cada día más quienes aspiramos a que el afán de saber y entender, la pasión por descubrir, crear o imaginar, y el impulso a superarnos sean auténticos motores de progreso y civilización; siempre bajo un espíritu de concordia entre culturas y de armonía con nuestro planeta».

En su intervención, que sobrevino después de los discursos de los premiados, a los que mencionó uno por uno, destacando sus principales méritos, agradeció a Asturias el respaldo continuo que ha dado a estos galardones a lo largo de las últimas décadas y quiso conceder un guiño a quien próximamente presidirá este evento, a quien tomará más adelante su relevo: «Los premios se disponen ahora, con el nombre de la Princesa de Asturias, nuestra hija Leonor, a apoyar con su impulso la nueva etapa que ya hemos iniciado». Señaló que estos reconocimientos anuales son «un modelo que ejemplifica cómo queremos que se fortalezca España, con qué ideales y anhelos, con qué valores». A continuación recordó qué clase de valores defienden cada una de las categorías que componen estos premios, desde la innovación y descubrimientos que traen la ciencia y la tecnología para mejorar nuestro mundo y nuestras vidas, hasta la «síntesis de virtudes» que condensa el deporte, que educa al hombre en la victoria y le ayuda a superar la derrota con un espíritu de «aceptación».

Pronunció los nombres de escritores y pensadores como Emilio Lledó, Octavio Paz y George Steiner para subrayar la importancia y el poder que ejercen las artes en nuestra existencia: «Sin la pintura, la música o la arquitectura, nuestra vida sería incompleta; seríamos menos humanos, viviríamos sin su luz y su alegría, más pobres espiritualmente. Porque las letras nos sirven para comprender sentimientos y vivir vidas y mundos que, de otro modo, no conoceríamos nunca». Con sus palabras refrendó y defendió la importancia de unos reconocimientos, los que preside cada otoño en Oviedo, para señalar a quienes humanizan y ayudan a desterrar los egoísmos empobrecedores que aún subsisten en nuestras sociedades.

Por supuesto, a lo largo de su discurso, reflexionó sobre lo que está sucediendo en nuestro país y nos incitó a mirar el pasado y a reconocer todo lo que se ha conseguido de manera conjunta: «Valoremos con sinceridad y honestidad lo que los españoles hemos construido juntos, que nos une y nos fortalece; alejemos lo que nos separa y nos debilita; y apartémonos, especialmente, de todo lo que pretenda señalar, diferenciar o rechazar al otro».

Una invitación en la que hizo hincapié al argüir que «cuando se levantan muros emocionales –o se promueven divisiones– algo muy profundo se quiebra en nosotros mismos, en nuestro propio ser, en nuestros corazones». Pidió, por este mismo motivo, que «nadie construya muros con los sentimientos. Las divisiones nunca hacen grande a un pueblo; sólo empobrecen y lo aíslan. Evitemos las fracturas sociales que tanto daño hacen a las conciencias de las personas, a los afectos, a la amistad y a las familias, a las relaciones entre los ciudadanos». Evocó la importancia de ser leales a la Ley, que es el marco conjunto de la convivencia, y aseguró: «En toda sociedad democrática como la nuestra, la defensa de la legalidad y de los principios constitucionales es la garantía de los derechos y libertades de todos los ciudadanos. Por tanto, los españoles debemos preservar esa convivencia que fortalece y enriquece nuestra vida colectiva». Con énfasis, apelando a seguir «construyendo España, convencidos y muy conscientes de que una nación europea con raíces milenarias y vocación universal, como la nuestra, seguirá unida en su camino hacia un futuro de mayor concordia y progreso, con la dignidad, el respeto y el orgullo que merece su historia y su memoria».

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