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Palma de Mallorca

Manuel Millares, un artista rebelde de la estirpe de Goya

Calcografía Nacional presenta por primera vez toda la obra gráfica del artista junto a los grabados de su maestro, el pintor aragonés, unidos por la «doliente historia».

Una de las series de calcografías y serigrafías que se pueden ver en la muestra, en la sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid
Una de las series de calcografías y serigrafías que se pueden ver en la muestra, en la sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madridlarazon

Calcografía Nacional presenta por primera vez toda la obra gráfica del artista junto a los grabados de su maestro, el pintor aragonés, unidos por la «doliente historia».

Uno de los primeros deslumbramientos estéticos de Manuel Millares (1926-1972) sucedió al abrir de niño un volumen de Espasa-Calpe con los grabados de Goya. Al contemplar las reproducciones de los Caprichos y los Desastres de la Guerra humildemente encuadernados en su casa familiar, el que años después se convertiría en uno de los fundadores del colectivo El Paso se convirtió para siempre en un autodenominado «hijo entrañable de Goya», como todos los demás artistas que participaron en el movimiento. Estos datos los recordaba ayer Alfonso de la Torre, historiador especialista en la obra del artista canario, y autor del catálogo razonado que está en el origen de una exposición que ayer se presentó en Madrid, pero que viajará por la Península y las Canarias. En la sede de Calcografía Nacional, donde se atesoran los los grabados de Goya, ahora, durante algunas semanas (hasta el 5 de enero), pueden verse en la presencia de toda la obra gráfica de Millares.

«Semejantes represiones»

La presenta toda la obra gráfica del pintor canario, que se compone de unas cincuenta obras agrupadas en cinco carpetas. Son piezas realizadas mediante técnicas tanto calcográficas como serigráficas y que muestran la «tipofilia» del artista, que colaboró frecuentemente con revistas y publicaciones en las que realizó ilustraciones, carteles y portadas para «Planas de poesía» (1949-1951) o la revista «KWY» (1959-1961), donde realizó sus primeros trabajos serigráficos. A la presentación asistieron Elvireta Escobio, viuda del artista, y su hija Coro Millares, quienes recordaron que la muestra es el resultado años de trabajo de la familia, que no ha dejado de investigar en el archivo del artista. «Nos sentimos felices de que la muestra se lleve a cabo en la Calcografía Nacional. Mi padre se habría emocionado de verse tan cerca de Goya», dijo la hija del artista. Según el especialista De la Torre, su obra gráfica no está muy alejada, estética y conceptualmente, de su dibujo y su pintura, caracterizada esta última por sus célebres arpilleras, hechas con sacos agujereados y cuerdas en las que pegaba objetos sacados de la basura y luego pintaba. «Es una crónica del pasado doliente de nuestra Historia», afirmó. Por su parte, Juan Bordes, académico delegado de la Calcografía Nacional, recordó que «el paralelo entre Millares y Goya se hace más evidente, pues sus obras revolucionarias asumen los mismos riesgos, ya que nacen en el mismo seno de una sociedad con semejantes represiones».

Sin embargo, la muestra ofrece también una mirada poética, a través del obras del artista arropadas por poemas de Rafael Alberti y Miguel Hernández que ilustró. Y es también un repaso a las técnicas de grabado en todo su proceso, «incluidos los fracasos». Millares aprendió estas técnicas a partir de un primer viaje a Francia que realizó junto a otros artistas de su grupo de vanguardia y no dejó de ponerlas en práctica hasta su muerte. Así, la muestra se divide en cinco carpetas: la primera es «Mutilados de paz» (1965), que dedicó a su padre. Contenía cuatro estampas presididas por un poema de Alberti. Después, «Auto de fe» (1967), reproduce partes del libro «Causas del Tribunal del Santo oficio de la Inquisición en Canarias» y que en el recorrido se sitúan al final, junto a las estampas de Goya. «Antropofauna» (1970) está compuesta de cinco aguafuertes; «Torquemada» (1979) consta de seis serigrafías editadas por la galerista Juana Mordó e inspiradas en «la justicia y la ira inquisidora, la mezquindad». «Descubrimientos Millares 1671» suma doce piezas más. A sus carpetas personales hay que añadir la dedicada a El Paso. La exposición podrá verse después en el Museo del Grabado de Marbella, el Museo de Santa Cruz de Toledo, la sede de la Fundación Juan March en Palma de Mallorca y el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca.