María Hesse: "Ningún placer debería ser visto como pecado"
Aborda la sensualidad de mujeres, míticas y reales, como Lilith, Mata Hari, Marilyn Monroe o Anne Sexton en un volumen ilustrado.
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Aborda la sensualidad de mujeres, míticas y reales, como Lilith, Mata Hari, Marilyn Monroe o Anne Sexton en un volumen ilustrado.
El dibujo no como horizonte escapista y mero entretenemiento, sino como reflejo de realidades y fuente de revelaciones. La vida siempre tiene algo de ilustración apresurada, de apunte cogido a vuelapluma, que es donde el viñetista de la Prensa se luce. Las ilustraciones de María Hesse transpiran algo de esas urgencias cotidianas que arrastra la sociedad, pero contado con la pausa del reposo. De esa encrucijada le ha salido «El placer» (Lumen), que es una obra iluminada por muchos nombres, como Safo, Eduardo Galiana, Simone de Beauvoir, Colette, pero que, aparte de sus valores artísticos, también tiene algo de vocación pedagógica.
–El placer se ha considerado siempre el pecado más dulce.
–(Risas). Ningún placer debería ser nunca considerado como pecado, ni dulce, ni agrio ni nada.
–Y un derecho que se ha tenido que conquistar a lo largo de la historia.
–Eso ha sucedido porque durante mucho tiempo no se hablaba sobre él. La mayoría de las veces es porque se consideraba que estaba vinculado al ámbito sexual, aunque existen otros, como comer. Antes, solo se concebía el cuerpo como algo destinado a la reproducción, pero se han roto muchos tabúes desde el pasado y ahora sabemos que también ofrece sensaciones que no tienen por qué ser malas.
–¿Cree que el placer ha podido caer en las garras de la mercadotecnia?
–Evidentemente hay explotaciones del placer que son negativas, como, por ejemplo, la prostitución, donde la mujer ya no es objeto de placer, sino simplemente un objeto: se cosifica. Pero otras, en cambio, sí son positivas. Ahora lo más necesario es romper prejuicios y que no se use el placer, por ejemplo en el sexo, para dominar a otras personas. Las parejas siempre tienen que entenderse. Un ejemplo más: «Las sombras de Grey». Para mí tiene una justificación negativa porque estába basada la historia entera en una relación que es tóxica y, por tanto, también los juegos que pueden verse. Pero, en cambio, existen muchos filmes de alto contenido erótico y que son muy bellos.
–¿Piensa que en los sentimientos comenzamos a movernos por algunos estereotipos que nos van colando?
–El principal problema que tenemos en nuestra sociedad es que falta una educación afectiva y, también en el ámbito sexual. Algunas de las referencias que tenemos sobre estos temas son las películas pornográficas. Muchos las toman como un modelo, pero son una ficción. Sin esa base educativa, todo se confunde. Las personas tienen que respetarse entre sí, siempre.
–Y esta educación es necesaria para prevenir «las manadas».
–Una buena educación las evitaría. Además, se desarrollaría una buena conducta hacia los demás. Lo triste de «las manadas» es que no deja de ser el sometimiento y la dominación de otra persona. Esos individuos no contemplan que a quien le hacen eso es igual que ellos.
–La educación debe partir del colegio y el hogar, ¿no?
–Por supuesto. Es una responsabilidad compartida. Estas cuestiones se deberían impartir desde que somos pequeños.
–En su libro aparecen Mata Hari y Cleopatra. ¿Qué tienen en común?
–Las dos fueron mujeres que vivieron con libertad en sus épocas y las dos fueron castigadas por eso. Siempre han estado mal vistas las mujeres como ellas.
–De hecho, tienen leyenda de «mujeres fatales»
–Sueles suceder en el momento en que se muestran independientes respecto a los hombres o que no tienen problemas en disfrutar de su sexualidad. Antes, siempre se ha tenido que jugar con esa dualidad de si estamos condenadas o si somos santas.
–Cuando se refiere a Marilyn Monroe hay algo triste...
–Porque era una persona hipersexualizada, cuando, en cambio, fue una gran actriz. La propia publicidad tiende a presentarnos de una manera muy cosificada y muy sexual. Parece que siempre debemos restringirnos a una vertiente, que es la de madre, u otra, la de mujer fatal.
–La publicidad también está empezando a presionar a los hombres, que deben estar todos en forma, delgados...
–Creo que sí, que también está empezando a ocurrir con los chicos. Sucede porque vivimos en una sociedad que nos ofrece un modelo de vida que está basado en el consumo. Todo el rato están vendiendo, a las mujeres, pero ahora también a los hombres, ciertas necesidades, como que uno o una tiene que depilarse, que hay que ir al gimnasio para estar en forma, que tenemos que comprarnos determinada ropa. Lo que se hace habitualmente es manipular o seducir a los ciudadanos para que entren en este juego. La presión todavía es más fuerte en las mujeres, pero también está empezando a notarse en los hombres.