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Muere el escritor Fernando del Paso a los 83 años

El escritor mexicano fue Premio Cervantes en 2015
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  • Diego Gándara

    Diego Gándara

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El escritor mexicano fue Premio Cervantes en 2015
Con la muerte Del Paso la literatura mexicana pierde a uno de sus más reconocidos escritores, aunque, como es norma, siempre quedarán sus libros. En su caso, no muchos, pero los suficientes como para componer una obra valiosa y perdurable, reconocida con el Premio Cervantes en 2015 «por su aportación al desarrollo de la novela aunando tradición y modernidad». Escritor, periodista, diplomático y dibujante, Fernando del Paso nació en la Ciudad de México el 1 de abril de 1935. A pesar de que su inclinación natural, según parecía, era la lectura, lo cierto es que Fernando del Paso, desde muy pequeño, sintió inclinación, más que por los libros, por los dibujos. Le fascinaba mirar las tiras cómicas de los periódicos y trataba de copiar, seguramente sin éxito, a los grandes maestros del tebeo.
Zurdo para dibujar y diestro para escribir, Del Paso cursó sus primeros años de estudio en el Colegio de San Ildefonso, dispuesto a ser, una vez que terminara el instituto, médico. Probó suerte en la Facultad de Medicina, pero enseguida se dio cuenta de que era fóbico a la sangre y, al poco tiempo, se pasó primero a la Facultad de Economía y, después, a la de Filosofía y Letras de la UNAM.
Café y mal humor
Recién casado, y con una familia a la cual alimentar, en 1955 empezó a trabajar como redactor en agencias publicitarias y, además, como periodista y locutor. Aunque había dejado de dibujar, siguió ejercitándose en la lectura y en la escritura y así llegó su primer libro: los poemas de «Sonetos de lo diario» (1958). Sin embargo, su gran desafío fue escribir una novela, que llegaría en 1966 con «José Trigo», una obra tan moderna como tradicional en la que se mezclan el humor y la historia mexicana, todo dentro de una arquitectura compleja.
Luego llegaría sus traslados a Iowa y Londres, donde, mientras trabajaba como productor de programas de radio, escritor y locutor en la BBC, volvió a interesarse por el dibujo, que ya no lo abandonaría jamás: «Escribir es un trauma. Debo estar aislado, me pongo de mal humor y tomo mucho café antes. Dibujar no; me hace más sociable y puedo compaginarlo con la conversación». Así, cafeinado y malhumorado, empezó a escribir «Palinuro de México» (1977), novela en la que, lejos de la modernidad anterior, narraba las andanzas de un estudiante de medicina que se pasea por la Ciudad de México. Esta vez sí fue bien recogido por la crítica, no como en la primera ocasión.
Después vino su paso por París, donde se desempeñó como consejero cultural en la Embajada de México y creó «Noticias del Imperio», una novela total, que transcurre durante el Segundo Imperio Mexicano. Otro éxito. Ya en 1989 fue nombrado cónsul general de México en París hasta que regresó al país en el 92 y después de 23 años en el extranjero. Allí, en Guadalajara, comenzaría a trabajar en su siguiente obra: «Mis primeras tres novelas son una especie de óperas, luego “Linda 67” es una sonata, porque mi mayor aspiración es lograr una pieza bien compuesta, con armonía y equilibrada», defendía.
Recientemente, en 2011, publicó «Bajo la sombra de la Historia, volumen I», una antología de ensayos e indagaciones históricas donde rastrea los orígenes del islam y el judaísmo para reflexionar en torno a la utilización de la fe en nuestras sociedades. Y como artista gráfico, ha presentado su obra en galerías de Nueva York, París y México. En 2002 publicó el libro de poesía «Castillos en el aire», que incluía más de 30 grabados de su propia autoría.