Anja Harteros, la gran Mariscala
Crítica de ópera / Festival de Múnich. «El caballero de la rosa», de Strauss. Intérpretes: A. Harteros, D. Sindram, G. Groissböck, H. Elisabeth Müller, M. Gantner, Y. Kang.... Dirección musical: K. Petrenko. Dirección escénica: O. Schenk. Coro y Orquesta de la Bayerische Staatsoper. Múnich. 14-VII-2016.
Uno de los grandes atractivos del Festival de este año era «Rosenkavalier» –«El caballero de la rosa»–, que contaba con la presencia en el podio de Kirill Petrenko y la de Anja Harteros como Marschallin. Casi como para justificar todo una Festival. El resultado de la representación ha vuelto a repetir el éxito al que tantas veces nos tiene acostumbrados Múnich. A una excelente versión musical, se añade un reparto muy adecuado con una Mariscala excepcional y una producción escénica de una gran belleza, firmada por Otto Schenk y estrenada en esta ciudad en 1972. La escenografía y el vestuario, espectaculares y bellos, son obra de Jürgen Rose. Sobresale la bellísima habitación de la Mariscala para el primer acto y la espectacular mansión de Faninal en el segundo, que arrancó aplausos espontáneos del público al levantarse el telón. En la dirección escénica de Otto Schenk no hay relecturas, sino buen gusto y puesta permanente al servicio del texto y de la partitura. Una producción del agrado del público, con el que cada vez cuentan menos los directores de escena y los propios teatros. Muchos considerarán que estas producciones están anticuadas, pero lo bello nunca queda anticuado. El día que retiren esta producción sería bueno que no la destruyeran y que se pudiera ver en algún museo de la ópera. El titular musical del teatro, Kirill Petrenko, se ha ocupado de la dirección musical. Poco se puede decir de este gran director que no sea conocido por los buenos aficionados. Su dirección ha sido estupenda una vez más, particularmente en el último acto de la ópera, donde ha alcanzado cotas al alcance de muy pocos. Sus tiempos han sido tan vivos como es habitual en él. La Bayerische Staatsorchester es una formación espléndida siempre, pero a las órdenes de Kirill Petrenko es de las de no olvidar. Anja Harteros encarnó a la Mariscala. No se puede cantar mejor el personaje. Ella es la Mariscala, como si simplemente estuviera dando una lección de cómo hay que cantar e interpretar el personaje. No sé si la perfección existe en este mundo, pero Anja Harteros es un auténtico ejemplo de que la posibilidad existe. Su Marschallin no tiene parangón hoy en día, aunque hay muy buenas intérpretes del papel. La suya quedará para la historia. Octavian fue interpretado por Daniela Sindram, que es una cantante a la que no falta sino algo más de «glamour» para ser una estrella en el mundo de la ópera. Como hace tres meses en Berlín, su actuación fue intachable. Lo que ocurre es que a su lado estaba una extraterrestre. Günther Groissböck fue un notable Barón Ochs a pesar de tener que luchar con el recuerdo de los que le han precedido en el personaje en los últimos años: Kurt Moll, Kurt Rydl y Peter Rose. Hanna-Elisabeth Müller fue una Sophie prácticamente perfecta, un auténtico lujo. Esta joven soprano es uno de los grandes activos de la Ópera de Múnich y sus actuaciones son siempre estupendas. Martin Gantner fue un muy adecuado Faninal, y el tenor coreano Yosep Kang tuvo una lucida actuación en la dificilísima aria del tenor italiano Huelga decir que el teatro colgó el cartel de «No hay billetes». El público mostró su entusiasmo al final de la representación con todos los intérpretes, especialmente con Anja Harteros y Kirill Petrenko. Doce minutos de aplausos. El precio de la localidad más cara era de 193 euros.