Banda sonora para un asesino
Iván Ferreiro y César Pérez Gellida recopilan en “Versos, canciones y trocitos de carne” los temas que cruzan la mente del sociópata de ficción Augusto Ledesma
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La música llega a un lugar adonde las palabras no alcanzan. “Ese es justo el motivo por el cual le hemos decidido poner una banda sonora a una trilogía de novela negra”, explica César Pérez Gellida.
La música llega a un lugar adonde las palabras no alcanzan. “Ese es justo el motivo por el cual le hemos decidido poner una banda sonora a una trilogía de novela negra”, explica César Pérez Gellida (Valladolid, 1974), autor de la serie de ficción “Versos, canciones y trocitos de carne”, idéntico nombre con el que aparecen ahora un triple disco que ha recopilado los temas que expresan mejor los sentimientos de un asesino en serie peligroso. “Estoy de acuerdo, la música es capaz de expresar algo imposible de hacer con palabras y es por eso que utilizo canciones para ilustrar cómo es la dañada psique del protagonista”, dice el escritor, que ha compuesto junto al músico Iván Ferreiro tres temas nuevos, uno por cada libro. “Sin embargo, yo antes pensaba que las palabras eran una mera excusa en la música, que apenas representaban el 20 por ciento de una canción. Pero Iván me explicó que las palabras tienen un sentido, que no son excusas, sino una parte vital”, cuenta el escritor.
“Creo que la música tiene una inmediatez que te pega muy dentro y que las palabras permiten desarrollar para hacer más potente. Lo completan. Podíamos pensar en “Cien años de soledad”, que está escrito con palabras sencillas pero que en el fondo es tan compleja que es una historia imposible de convertir en canción o película”, añade Ferreiro. “Lo grande de todo es que una cosa no puede igualar a la otra y para eso existen todas. A mi la música me parece la más infantil de las artes, porque de tan sencilla como es, resulta muy pura. No hace falta saber hablar el idioma en el que cantan para sentirlo”, añade el músico. “Lo más difícil de la música es saber de qué va la canción, qué cuenta. Dylan decía que la música se cuida sola, y que él se preocupa de la letra. En realidad, es algo es muy natural, porque si tocas las teclas blancas de un piano, va a sonar casi siempre bien. Una verdad absoluta es que cualquiera puede hacerlo. En español decimos “tocar”, pero en inglés, dicen “play”, que también significa jugar. En Reino Unido toca u instrumento todo el mundo porque no les da miedo ni vergüenza. La música es fácil, hacer una obra maestra no, pero las canciones para recoger el trigo o de cuando se muere alguien no pertenecen a un artista, son de todos. Luego ya se inventa la grabación y llegan los grandes genios. Pero tocar es algo sencillo”.
En la historia de Pérez Gellida el asesino escucha canciones que dicen de la forma en que se siente mucho más que veinte párrafos de descripciones. Esos temas, con algunas excepciones por cuestión de cesión de derechos, están en la banda sonora: Bunbury, Nacho Vegas, Vetusta Morla, Rammstein, Radiohead, Quique González, Placebo, R.E.M. o The Waterboys son algunos de los artistas que aparecen en el triple CD. Pero el añadido viene de las tres canciones originales compuestas por músico y escritor, para lo que han contado con la ayuda de Santi Blames (Love Of Lesbian) y de Bunbury para cantarlas: “Lo tomamos como un juego, no había que contar la historia de los libros, sino que permitan imaginar y que ayuden al que se ha leído el libro. Pero claro, tenían que ser canciones que funcionasen solas, aparte de los libros. No podíamos meter unos temas malísimos al lado de todos esos “temazos”. Salió gracias a que se convirtió en un juego muy divetido, sin presión. No soy muy partidario del tormento a la hora de crear”, apunta Ferreiro, que ya conocía de antemano las historias del asesino Augusto Ledesma, al que definen como un “sociópata narcisista”. ¿Y esa no es exactamente la definición de un músico? Ferreiro: (Risas). Pérez Gellida: “Todos tenemos un pequeño músico dentro”.
El proceso creativo de este escritr es diferente, sin embargo: “En mi oficio, la disciplina es obligada. Para escribir hay que estar muy metido en la historia porque, si escribo páginas que no valen, me condiciona. Porque no sé rehacer los textos. Es verdad que todos los días no estás contento y hay veces que vuelvo atrás y digo: ¿cuándo hice esta mierda?”.
Los temas nuevos hablan de las novelas de una manera diferente: “Permiten al que los conoce disfrutarlos. ‘’Memento Mori’’ parece una ruptura sentimental y de repente habla sobre muerte y destrucción. El que ha leído el libro sabe por qué. ‘’Consumatum est’’ genera buen rollo pero la canción habla de la desesperación. Es lo que siente Rodrigo Sancho por no atrapar al asesino. Tiene un poso de esperanza. ‘’Dies Irae’’ es sobre una persona bipolar que deja de tomar las medicinas para que le posea la locura. Y se nos ocurrió que lo ideal era poner dos cantantes y llamamos a Enrique Bunbury y Santi Balmes. La escribimos pensando en ellos”, resume Pérez Gellida. Bienvenidos a la mente del asesino.