Chaplin, música maestro
El Teatro de la Zarzuela ofrece un ciclo dedicado al artista con la interpretación en vivo de las partituras originales
Cuando Paolo Pinamonti asistió el año pasado a una representación de «Los sobrinos del capitán Grant» se dio cuenta de que el patio de butacas del Teatro de la Zarzuela (la casa que ahora dirige) estaba lleno de niños y abuelos con sus nietos. ¿Por qué no programar algo diferente también en Navidad? La clave, pensó para sus adentros, está en «hacer del teatro un lugar de encuentro y convivencia para la familia y pensamos, entonces, en este ciclo de tres días dedicado a Chaplin con música en directo y que podría atraer a varias generaciones. Nunca antes se había hecho algo así en esta casa», explica. El sueño se convirtió en realidad: hoy se proyectarán «Carmen» (1915) de Cecil B. DeMille y «Una parodia de ''Carmen''» (1915), dirigida por Chaplin y cuya partitura ha sido una encargo de la institución al director y compositor Timothy Brock, máxima autoridad en cine mudo y que desde 1995 trabaja en la restauración de partituras de la Fundación Chaplin. La cita es a las ocho de la tarde.
Una reputada soprano
Mañana (a las 18:00) le tocará el turno a «Luces de la ciudad» (1931), dirigida por Chaplin (autor también de la música) y el 6 de enero (a las 18:00) se proyectará «Tiempos modernos» (1936), cuya música también compuso el padre de Charlot. Los precios van de 4 a 30 euros. Cuenta Pinamonti, mientras Brock ensaya con los miembros de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, que «La ''Carmen'' de DeMille supone un caso único, pues la reputada soprano Geraldine Farrar la estrenó antes en la pantalla que en los escenarios. Ella era una institución en el Metropolitan y su actitud no sentó bien y fue contestada. Chaplin, enterado de ello, realizó al hilo esta burla o parodia, cuya música hemos encargado a Brock y que será un estreno mundial», asegura. Además, el tema de «La violetera», que se escucha en «Luces de la ciudad», ligaba al genio con España, ya que es obra del maestro José Padilla.
Para Brock es su primera vez en La Zarzuela. Nadie mejor que él conoce y ha investigado la música del cine mudo de comienzo de los años veinte del pasado siglo. Nació en Seattle y a la edad de diez años presenció un programa triple que le marcó de por vida y decidió cuál sería su profesión: tres filmes mudos de Murnau, Keaton y Fritz Lang en un programa. Su madre le dijo que era completamente imposible ganarse la vida escribiendo partituras para cintas mudas. Pero él trató de demostrarle lo contrario. Si pudiera sentarse frente a frente con Chaplin, dice que le pediría trabajo. Sería un honor, dice, formar parte de la nómina de creadores que trabajaron para él, aunque después le despidiera: «Sería un orgullo para mí», ha confesado.