Cientos de haitianos honran la memoria de sus muertos en los cementerios
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Los cementerios haitianos fueron escenario estos días de la renovación de la fidelidad al vudú de cientos de ciudadanos, que vestidos de color blanco, morado o negro bailaron al ritmo de los tambores, mientras bebían ron puro (clairin) y honraban la memoria de sus muertos.
Los asistentes a esta ceremonia muestran su respeto a los espíritus de los fallecidos y a la fertilidad.
Mientras bailan, los participantes se sienten poseídos por esos espíritus y creen que éstos toman sus cuerpos para manifestarse, al tiempo que comparten con ellos platos de comida y bebidas.
En cualquiera de los cementerios, la tumba del primer hombre enterrado en el mismo está dedicada a Baron Samedi, el espíritu de los muertos.
Se coloca allí una cruz blanca, alrededor de la cual estos días de noviembre los asistentes rinden homenaje a Samedi.
En el caso de las mujeres, la tumba de la primera enterrada está dedicada a Maman Brigitte, la versión femenina de Baron Samedi.
Los asistentes a la ceremonia Gede, además de la veneración a ambos espíritus, recuerdan a sus allegados fallecidos encendiendo velas, depositando flores y echando café y ron sobre sus tumbas.
El café es considerado el símbolo de la sangre de los antepasados haitianos que fueron conducidos a la isla como esclavos para trabajar en las plantaciones de ese producto.
El vudú, mayoritario en Haití, convive actualmente con el catolicismo de forma pacífica, aunque no siempre ha sido así.
Se trata de un cuerpo de creencias y prácticas religiosas que incluye fetichismo, culto a las serpientes, sacrificios rituales y empleo del trance como medio de comunicación con sus deidades, procedente de África y habitual entre los negros de las Indias Occidentales y el sur de Estados Unidos.
EFE.