Cuando la veteranía es un grado
Crítica de clásica: Frübeck, con la ONE. Obras de Marco y Orff. Intérpretes: A.Toledano, C.Mena, J.Kupfer, A.Rodríguez. Escolanía del Sagrado Corazón de Rosales, Orquesta y Coros Nacionales de España. Director: R.Frühbeck de Burgos. Auditorio Nacional. Madrid, 22-XII-2013.
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El regreso de Rafael Frühbeck de Burgos a la OCNE ha vuelto a estar marcado por el triunfo apoteósico, pero además con muestras de cariño muy especial. El viernes recibió un homenaje de la orquesta para celebrar su ochenta cumpleaños y el público ha querido sumarse al mismo con sus ovaciones y vítores tras «Carmina Burana». Hace unos días la revista mensual que edita la Filarmónica de Nueva York le dedicaba un amplio espacio de opinión en el que se glosaba su figura en términos que hacen palidecer de envidia a cualquiera. La ocasión ha ido acompañada del estreno de un encargo a Tomás Marco. Su «Codex calixtunus», que aprovecha la popularidad de los sucesos compostelanos, logra acercar al público su habitual escritura. No se trata, como declara el autor, de «una modernización del canto jacobeo, sino de una obra de hoy a partir de su impulso».
Un buen acierto
Sus diecisiete minutos, con tres secciones perceptibles, rebosan de otras influencias, como Stravinsky, Scelsi y quizá más de Varese, sobre todo en la espectacular percusión, en la que timbales y tambores marcan un ritmo muy vivo. Las maderas, en especial las flautas, perfuman la pieza de aires orientales y la combinación respira también ambientes cinematográficos, aún en su carácter modal y diatónico. Todo ello contribuye a una recepción mucho más calurosa por parte del público de la que suele ser habitual en los estrenos. Tomás Marco ha acertado además plenamente a la hora de enlazar su partitura con la de Orff a través del canto jacobeo en los acordes al piano.
Decía el maestro, en broma, poco antes de empezar el concierto, que ya se iba aprendiendo «Carmina Burana». Otro tanto podrían decir Coro y Orquesta Nacionales, pero el caso es que con su antiguo titular y hoy emérito le suena de otra forma. La mayoría de directores tienden a «dormitar» sus lecturas a medida que pasan los años. A Frühbeck le sucede más bien lo contrario, pues las dota de mayor empuje, vivacidad y frescura. Su «Carmina» parece más joven que antaño, fruto del pulso y la claridad de concepto. Colaboraron en la apoteosis la soprano Auxiliadora Toledano con su precioso timbre, el contratenor Carlos Mena, siempre sólido, y el barítono Jochen Kupfer, tan entregado como para arriesgarse a casi romper nota en algún forte. Muy bien el coro de niños y el de la OCNE, esta vez con su peculiar vibrato apenas perceptible. El maestro seguirá en Madrid para abordar su ya tradicional «Novena» con la Sinfónica de Madrid.