Danny Daniel: «Julio Iglesias jugó sucio conmigo»
Actúa en el teatro Nuevo Apolo tras 25 años sin hacerlo en Madrid.
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Han pasado muchos años, 25, desde la última vez que Danny Daniel actuó en Madrid. Quizá los más jóvenes no lo conozcan, pero su «Vals de las mariposas» y su dúo con Donna Hightower arrasó en los años 70. Quizá tampoco sepan que es el verdadero autor de canciones tan famosas como «Por el amor de una mujer» o «16 años», cantadas por Julio Iglesias. Hoy vuelve a Madrid al teatro Nuevo Apolo para presentar su nuevo disco «La voz de mi alma», una incursión en el mundo de la ópera donde interpreta arias famosas, y para cantar sus éxitos de siempre. Sin duda, una cita para nostálgicos.
–¿Qué pasó con Danny Daniel?
–Me fue fui en junio de 1994 a Nueva York, luego viví un tiempo en México, pero hubo una devaluación brutal de la moneda y en el 95 me establecí en Miami, donde llevo 21 años. Ahora he decidido volver y comparto mi estancia. Vuelvo a presentar mi disco y porque en las redes sociales los fans hablan bien de mí y esto me emociona.
–¿Desde cuándo no actúa en Madrid?
–Desde el año 91 en la sala Cleofás. Hace, pues, 25 años, pero nunca actué en un teatro, ésta va a ser la primera vez que lo haga. Antes se actuaba en salas, el teatro era para los actores.
–Haciendo algo de historia, usted iba para futbolista.
–Fui profesional hasta los 26 años. Las primeras botas que me puse las cogí de un saco que vaciaban en el vestuario y me tocaron dos del mismo pie. Debuté a los 18, pero tuve que dejarlo, mi rodilla no aguantó. Las continuas lesiones hicieron estragos en mí. El último partido con el Ensidesa lo pasé llorando. ¿Cómo era posible, que había dado mi vida por esto? Soy un frustrado del fútbol, quedarme sin él me quitó media vida.
–Se cerró esa puerta pero se abrió la de la música.
–Nunca me lo hubiese imaginado. Me fui a Madrid pero recalé en Mallorca. Tras un periplo por Suecia y Hamburgo volví a Mallorca, pero animado por Bonet de San Pedro vine a Madrid. Yo cantaba pero no componía. Lo hice un poco por casualidad. Fue entonces cuando salió «El vals de las mariposas».
–¿Antes de ese tema compuso algo?
–Nada, ese fue mi despegue. Yo cantaba porque me gustaba, pero lo hacía con temas de Ton Jones, Engelbert Humperdinck... baladistas ingleses.
–¿Qué supuso su encuentro con Donna Hightower?
–Mucho. Hacíamos 180 galas al año, algo impresionante. La conocí casualmente en una sala de jazz en Madrid, Bourbon Street. Nos presentó Alfonso Sainz, de Los Pekenikes, y actuamos juntos mucho tiempo como dúo, Danny y Donna.
–Cedió dos canciones a Julio Iglesias.
–Sólo le di una, «16 años». «Por el amor de una mujer» no se la cedí, la grabé yo y él al escucharla la quiso grabar también. Yo consideré que eso fue juego sucio por parte suya. Y voy a decir una cosa: considero que lo que hizo conmigo con esa canción fue un acto terrorista. No se puede hacer eso. Lo digo porque ya estoy cansado de mentir y de no decir lo que siento. Los jóvenes creen que es suya. ¿Por qué? Porque apoyado por una gran compañía la estrenó con mucho éxito en América. En España se conocía sólo mi versión, pero dos años después la editó aquí apoyado en su éxito mundial y consiguió que los jóvenes pensaran que soy yo quien canta a Julio Iglesias. Fue él quien grabó siete canciones mías.
–¿Qué se siente más, compositor o cantante?
–Las dos cosas, cantante y compositor. Un cantante que después de tres años cantando descubrió que podía componer y que tiene la suerte de poder hacerlo. Es como una moneda con dos caras unidas.
–¿Por qué se fue a Miami en pleno éxito?
–Hubo un detonante, en el 79 me enteré que la cadena SER me había vetado. ¿Por qué? Es largo de contar, un problema de envidias. Una mala persona quiso hacerme daño y lo consiguió poniendo en mi boca algo que no había dicho, y me cortaron la cabeza. Cuando volví a los cinco años nada era igual, todo había cambiado, el concepto de la música era otro. Me di cuenta de que aquí Danny Daniel ya no era nadie. Me trituró el dinosaurio.
–¿Cómo surge un baladista cantando ópera?
–Soy un tenor que puede cantar ópera. La idea surgió en 1993 al ver a Pavarotti en televisión cantar «’O sole mio». Me imaginaba cantando lo mismo en mi estilo de baladista. Entonces hicimos una maqueta que me gustó mucho. A raíz de ahí empecé a soñar y a hacer maquetas.
–¿Qué va a cantar en Madrid?
–Algo del nuevo disco, pero fundamentalmente, los éxitos míos de toda la vida, que es lo que me pide la gente. Yo no puedo ir a un sitio y dejar de cantar mi repertorio. El público quiere escuchar «Niña no te pintes tanto», «16 años»...
–A estas alturas de su carrera, ¿qué le queda por hacer?
–El próximo disco será de swing jazz, nada que ver con mi repertorio, con canciones como «Gavilán o paloma» o «Cómo han pasado los años», de Rocío Dúrcal, en swing jazz. Mi idea es seguir en la música hasta que me muera. Eso de cortarme la coleta no va conmigo.