Crítica

De Zubin Mehta a William Christie

La Razón
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Obras de Campra, Fischer, Rameau y Bach. Orchestra of the Age of Enlightenment. William Christie. Palacio de Carlos V. Granada, 25-VI-2017.

Ya son 66 años de vida, los mismos que el Festival de Santander. La actual edición cierra la brillante etapa, tanto artística como económicamente, de Diego Martínez a su frente, que cederá el puesto a Pablo Heras-Casado, en lo que significa todo un cambio de rumbo. Que un artista, director de orquesta o escénico, figure al frente de una labor eminentemente de gestión se ha demostrado como fórmula problemática, pero las instituciones públicas que comandan el festival así lo han decidido. El tiempo dirá. Apertura a lo grande, con la «Novena» beethoveniana y Zubin Mehta en el podio. Un gran reclamo popular que atenúa su coste con un coro y una orquesta modestas como son los conjuntos del Teatro San Carlo de Nápoles. Esto es justo lo que un gestor experimentado puede valorar y equilibrar: resultados artísticos y cuentas. El segundo de los conciertos de peso corrió a cargo de un programa algo más sofisticado: obras de los más desconocidos André Campra y Johann Caspar Ferninand Fischer junto a las suite de «Les Indes galantes» de Rameau y las suites 3 y 4 de Bach. El barroco en todo su esplendor: el más puro centroeuropeo, el de un Bach que no salió de su país, junto al muy personal francés de los herederos de Lully. ¿Cómo habría influido en Bach una visita a París? En el escenario, sudando la gota gorda, la Orchestra of the Age of Enlightenment con William Christie en el podio, luciendo entusiasmo y ganas de continuar en la juventud. Funcionó muy bien, cara al auditorio, la combinación entre lo popular y lo desconocido y los profesores supieron capear el calor y su posible efecto en la afinación de los instrumentos. En el espectacular enclave de los jardines del Generalife se presentó el ballet del citado teatro italiano con dos programas, la clásica “Cenicienta” de Prokofiev y un segundo de pareja espectacularidad al marco, cuyo plato fuerte fue «Pink Floyd Ballet», basada en «The wall» en coreografía de Roland Petit, a quien se debían también los previos pasos a dos de Fauré, Satie y Mahler. Interpretaciones correctas de un conjunto con más entrega que perfección en la sincronización de movimientos, para unas coreografías históricas potenciadas por laser, cañones de humo y otros efectos especiales. Como vivimos tiempos de ruido, los potenciómetros sonoros de la música enlatada funcionaron a tope, hasta el extremo que quien escribe no pudo soportar tanto volumen a pesar de colocarse al final del auditorio. Sin embargo, los aplausos del público demostraron que la mayoría de los oídos no habían sido tan sensibles. La «Novena» de Mahler con la Jonde y Victor Pablo, Raquel Andueza con La Galanía, el Cuarteto Bretón, los ballet Nacional de España y Bejart de Lausanne, Música Ficta en peregrinación por los tercios españoles, la London Symphony con Rattle, la OCNE con Afkahm o la Philharmonia con Heras-Casado son algunas de las muchas citas de esta edición con la que concluye por todo lo alto la etapa «Diego Martínez» y en la que hemos echado mucho de menos al histórico José Luis Pérez Arteaga.