Frühbeck a los 80
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Rafael Frühbeck de Burgos celebrará hoy en la Zarzuela sus recientes 80 años. Tendrá para él un valor muy especial puesto que no en vano fue uno de los primeros coliseos con los que tuvo relación. Rafael Calleja, hijo del autor del himno de Burgos y propietario del Teatro de la Zarzuela, le recomendó a Moreno Torroba, que entonces dirigía la revista «Pitusa» en el Calderón. Muy joven, pero ya con en la época imprescindible carné sindical, fue contratado como vio-linista. Hoy, ya olvidado el violín, tomará la batuta para dirigir en concierto «La Tempranica», partitura que grabó en 1961 con Teresa Berganza. Hoy día se toca poco, aunque esté muy bien escrita musicalmente por Gerónimo Giménez y bastante menos en la prosa de Julián Romea, y lo que el público conoce es «La tarántula e un bicho mu malo» y «Sierras de Granada». El maestro vuelve a la Zarzuela después de veinte años, pero sorprendentemente hace muchos más que no dirige una zarzuela en un teatro, ya que esto sólo lo hizo una vez. Fue «La rosa del azafrán» en Torrelavega con una compañía amateur. Cosas de la vida, habiendo grabado unas cuarenta obras del género en la época del sello Columbia.
El currículo de Frühbeck ocuparía no ya esta columna, sino al menos una doble página, por lo que sería inútil intentar reflejar aunque fuese una mínima parte de él. Baste decir que se trata del director español más internacional que haya existido y que, laureado con la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, la Encomienda de la Orden de Alfonso X El Sabio, la Medalla de oro de la ciudad de Viena, las de Richard Strauss y Gustav Mahler y la Medalla al Mérito Civil de la República Austriaca, es reclamado por las orquestas más importantes. Actualmente titular de la Sinfónica Nacional de Dinamarca, dirige habitualmente Boston, Filadelfia, New York, Cleveland, San Francisco, Pittsburgh o Cincinnati, en lo que es una clara predilección por él de las agrupaciones americanas. Él lo atribuye a varios factores: tener claro lo que quiere y la forma de transmitirlo en los pocos ensayos que brindan esas orquestas, su amplísimo repertorio de más de 800 obras que le permite ofrecer un amplio abanico de obras a conjuntos que tocan muchos conciertos y su abierta disposición a interpretar las músicas de hoy. Volverá a Ma-drid a finales de año para su tradicional «Novena» con la Sinfónica y los conciertos de la OCNE en los que, acompañados de ese caballo de batalla que para él es «Carmina Burana», estrenará el encargo a Tomás Marco «Codex Calixtinus». Hábil combinación de una mente siempre joven e inquieta. ¡Por muchos más años, Maestro!