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Gonzalo García Pelayo: «Se arriesga más invirtiendo en la música que en la ruleta»

Gonzalo García Pelayo
Gonzalo García Pelayolarazon

La biografía de Gonzalo García Pelayo (en la imagen) es apasionante. Productor de cine y de música, presentador, locutor de radio y... jugador de póquer y creador de un sistema para ganar a la ruleta. En resumidas cuentas, apostador, así en general. ¿Cómo se viven tantas vidas en una sola? «Ahora sólo duermo cinco horas –bromea–. Teniendo mucha curiosidad, interesándote. Para mí es una necesidad. Cuando has visto una cosa, te apetece hacer otra. Pero tampoco es que haya inventado la penicilina... Ahora voy a hacer una película sobre Triana. Estoy en ello, y puede que la tenga preparada para finales de agosto». Ha producido cinco largometrajes –lo que, reconoce, es su primera vocación– y más de un centenar de discos en su propio sello, Gong, entre los que se cuentan trabajos de Víctor Jara, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, así como los primeros álbumes de Labordeta, Luis Pastor, Hilario Camacho, Amancio Prada y Carlos Cano. También descubrió a Goma, de los que editó «14 de abril», un disco que pasó desapercibido pero que considera una obra maestra. Y también estuvo detrás de los mejores discos de Triana, «El patio», «Hijos del agobio» y «Sombra y luz». «Luego, ellos ya tenían otras inquietudes artísticas y yo las respeté. Querían otro tipo de sonidos y, aunque no lo hicieron de manera inmediata, se alejaron de su sonido. Creo que fue un despiste y que, presionados por la frivolidad, la modernidad y la nueva ola, quisieron sentirse parte. También Jesús cedió espacio a los otros componentes, que querían más protagonismo. Lo hicieron de manera voluntaria y en contra de mi consejo, y yo pensé que mi papel era dejarlos hacer lo que quisieran y protegerlos. Pero a su público eso no le interesaba nada», comenta García Pelayo.

Aquélla fue una apuesta que salió mal a Triana, como algunas de las de García Pelayo. «Donde más riesgo hay, es en el cine. Luego está la música y después, la ruleta. Cada juego tiene su mecánica y hay una manera de aprovecharla, una forma para no fallar. En los juegos sé que, a la larga, gano. Pero con los discos... como el de Goma, que era maravilloso, no vendió nada. Muchas apuestas de la música las pierdo», dice el patriarca de un clan familiar, «los Pelayos», sobre cuya faceta como jugadores se ha filmado un documental y una película de ficción («Los Pelayos», 2003) que contaba el método que desarrollaron para detectar las imperfecciones físicas de una ruleta por milimétricas que fueran. Es decir, que, irónicamente, la mejor inversión es el azar. «Sí. He producido películas –la última, ‘‘Alegrías de Cádiz’’ (2012)– y también he invertido en grabar discos con el dinero del juego, y es un poco de lo que se van alimentando esas inversiones», explica. Pero no todas salen bien. «No, de todo lo que hago, lo más seguro es el juego».

La llegada de la primavera

«Tengo el recuerdo exacto del último día de la grabación del disco –comenta el productor–. Estábamos en los estudios Kirion, y dejamos para el final del disco la canción que resultaba más sencilla. Yo había compuesto “Todo es de color” junto con Manuel, un tema que él grabó con Lole también después, en una versión diferente. Y acabamos la mezcla de ese corte y salí a ver el amanecer fuera del estudio. Era el 21 de marzo, entraba la primavera. Se acabó el disco precisamente en el comienzo de la primavera, que estaba en la letra de la canción, y fue un momento mágico, de esos que ocurrían cuando estabas rodeado de los de Triana».