Koopman, puro Bach

Es impresionante el inicio de actividades del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), con programas de lo más variado por toda la geografía española. Estamos hablando de más de 200 conciertos, de los que sólo 91 tienen lugar en la capital, y en ellos se contemplan 61 estrenos. Hay que añadir además casi 60 actividades educativas. No hay nada igual en el panorama musical, al margen de que algunos de los espectáculos puedan entrar en discutible competencia con ciclos no subvencionados oficialmente. El ciclo «Universo barroco» contempla 7 conciertos en la sala sinfónica y 12 en la de cámara y por él pasarán artistas como Xavier Sabata, Pablo Heras-Casado, Jordi Savall, Emanuel Cencic, Carlos Mena, Aarón Zapico o Ton Koopman, encargado de abrirlo. Organista, clavecinista y director especializado en Bach y muy concretamente en su música vocal, es partidario del empleo de réplicas de instrumentos originales. Con ellos trabajó la Amsterdam Baroque Orchestra la integral de los «Conciertos de Brandemburgo», partituras emblemáticas en su género y que gozan de gran popularidad. El mismo Neville Marriner, recientemente fallecido, mantuvo sus versiones hace décadas –antes de la moda de los instrumentos originales– entre los discos clásicos más vendidos. Es de admirar la pureza estilística con la que Koopman los aborda. Ello conlleva sus ventajas y desventajas. Entre estas últimas la siempre menor contrastación y la frecuente necesidad de soportar fallos en los vientos de metal. A ellos no fueron ajenos los de Amsterdam, pero el público no podía menos que disfrutar de unas músicas que se adoran.