Metronomy, ecos del verano pasado
La banda británica presenta «Summer 08» en Madrid y el BIME de Bilbao, donde comparten cartel con Prodigy, Franz Ferdinand, Orbital y Ride, entre otros.
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La banda británica presenta «Summer 08» en Madrid y el BIME de Bilbao, donde comparten cartel con Prodigy, Franz Ferdinand, Orbital y Ride, entre otros.
En el año 2008, Metronomy publicaron «Nights Out», el álbum que les cambió la vida. «Bueno, fue el paso previo a ‘‘English Riviera’’, con el que ya todo se salió de madre, pero en ese año empezamos a hacer giras todos juntos como una banda y por eso es el principio de mi vida presente y el final de la antigua», explica Joseph Mount, cerebro del grupo. Después de casi una década de carrera, de formar una familia y fijar su residencia en París, Mount empezó a ir hacia atrás y a imaginar qué habría pasado ese verano que nunca tuvo y cómo era él justo antes de que su mundo se diera la vuelta. «Con este disco he tratado de recordar como me sentía en ese periodo de tiempo en particular y me hice preguntas como si hago música igual que antes y qué me gustaba escuchar. Todo me ha cambiado desde entonces y por eso creo que este disco fue tomando la forma de una especie de homenaje a mi antiguo yo», señala Mount.
La competición
El grupo presentó este álbum electrónico de sonido añejo en el Primavera Sound, y ahora trae las nuevas canciones a Madrid (mañana) y el Bime de Bilbao (esta noche), el último gran evento del año musical en la Península, sumida en esta extraña prolongación del verano de 2017. Las circunstancias del músico han cambiado, pero no le han transformado por dentro. «Me siento más o menos la misma persona, pero hay muchos que lo dicen sin darse cuenta de que ni se parecen a quienes eran. En mi caso, me siento el mismo chico que era cuando tenía 25, pero necesitaría que alguien externo lo corroborase», señala. La industria de la música tampoco parece que le haya laminado: «Si tu trabajo es tu pasión, parte de la magia se evapora. No es algo tan terrible, pero sí que creo que de alguna manera me he vuelto más cínico». ¿En qué sentido? «Bueno, incluso aunque no seas nada competitivo, cuando formas parte de una banda, no puedes evitar sentir algo en el momento en que ves que otro grupo tiene más oportunidades o mejor promoción... creo que es el efecto de la competición», explica. El grupo no siente la presión de vender discos «por la sencilla razón de que ya nadie vende discos», dice el británico, que compone todas las canciones y toca casi todos los instrumentos en su habitación. «Sin embargo, eso es bueno pporque cuando estás escribiendo ya no piensas en vender un producto sino en las propias canciones. Una de las positivas consecuencias de este cambio la industria ha sido que ahora lo que importa son las canciones y ninguna otra cosa marca tanto la diferencia. Si logras tener una conexión emocional con la gente ese es tu mayor seguro de vida, la garantía de que van a seguir estando a tu lado, yendo a tus conciertos».
Metronomy no encabezan festivales pero se han ganado una posición sólida en el escalón inmediatamente inferior, como será el caso del BIME, donde se dará cita la industria musical en tres jornadas de debates y conciertos. Los británicos, además, se permiten largas temporadas de barbecho y acortan sus giras por las respectivas familias del grupo. «¿La verdad? Siento que tenemos el control completo de las cosas que atañen a la banda. Rechazamos muchas ideas que no nos interesan y, aunque a veces la vorágine te empuja a seguir hasta la extenuación, hemos alcanzado una cierta estabilidad. Aunque suene aburrida esa palabra, es a lo máximo que una banda de rock puede aspitrar», dice irónico. Eso lo han conseguido a través de una sólida base de fans. «Siento que tenemos una relación de confianza con nuestro público. Sabemos que están ahí y que hay que cuidarles, porque sin audiencia no eres nadie. Por eso, a veces, es inevitable pensar qué tipo de canciones les haría felices a ellos escuchar en nuestro siguiente disco. En «Summer 08» los cortes electrónicos no son tanto para un club de madrugada como para un atardecer. «En el fondo, creo que siempre escribo canciones de baile. He estado en muchas discotecas a lo largo del mundo, aunque cada vez menos, y por eso quizá el enfoque de este último trabajo es algo más relajado».