Pieczonka, invierno femenino
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«Winterreise» de Schubert. Soprano: Adrianne Pieczonka. Piano: Wolfram Rieger. Teatro de la Zarzuela, Madrid. 28 -I- 2019.
Muchos inviernos han pasado por el ciclo de lied en sus ya 25 años de vida, unas veces por barítonos, otras por tenores, sopranos, contraltos y hasta contratenores. Falta un bajo. La lista representa todo un reflejo de la calidad de un ciclo sin parangón en el mundo: Prey, Göerne, Herschel, Hampton, Schäffer, Hendricks, Bostridge, Padmore, Stutzmann, Gerhaher y esta vez Adrianne Pieczonka. De todo ha habido en la viña del Señor. Recuerdo mi crítica a Schäffer que terminaba con: «Esto no ha sido el Viaje de invierno», y recuerdo la profundidad de algunos de los barítonos citados. Asociamos frecuentemente esta obra a la cuerda baritonal y posiblemente sea aquella que mejor puede expresar con su color vocal todo el contenido emocional de sus piezas. Les dejo una anécdota. Cenando en Barcelona con Jonas Kaufmann tras el «Winterreise» que abordó en el Liceo, le pregunté cuál era su versión favorita. Me pasó su móvil y en él tenía la de Lotte Lehmann. Una soprano.
También lo es Adrianne Pieczonka, aunque algo más lírica que su ilustre antecesora. Ofreció una interpretación muy sentida. Desde las primeras filas se distinguían en sus ojos lágrimas de emoción y esa intensidad siempre se transmite y llega al público. La determinación del caminante a no lamentarse en «Coraje» y el espeluznante «Zanfonista» conclusivo remataron la senda algo operística iniciada en «La corneja». Fueron intensos los aplausos pero, como no podía ser de otra forma, la soprano se despidió sin propinas. Se la veía emocionada y seguro que se lleva un excelente recuerdo de este recital, aunque su pianista acompañante, Wolfram Rieger tuviese que mirar al público desafiante tras alguna insistente tos. Por cierto, ofreció un acompañamiento modélico, impregnando en las notas del piano la misma intensidad y sensibilidad que la cantante en su voz.