Sinfonismo de altura
Crítica de clásica. Peris: «Variaciones sobre una pavana de Luys de Milán». Shostakovich: «Sinfonía nº 7, Leningrado». Joven Orquesta Nacional de España. Director: George Pehlivanian. Auditorio Nacional, Madrid. 12-1-2016.
La buena comunicación entre la batuta y el conjunto sinfónico ha logrado unas interpretaciones de mérito, en las que ha brillado tanto el concepto directorial, firme y definido, como la respuesta de los jóvenes músicos. En la sólida composición del anciano maestro José Peris hemos podido admirar, en palabras de Teresa Cascudo, «la complejidad colorista conseguida mediante la confluencia de instrumentación, armonía y heterofonía». La bien ordenada interpretación nos permitió seguir los numerosos contrastes, el manejo de los bloques de acordes, el juego de disonancias, los «divisi», los contratiempos, los poderosos «tutti» y los trazos delicados; y la libertad del autor para fantasear, como lo hubiera hecho Carl Orff, con los timbres. La muy extensa «Sinfonía Leningrado» de Shostakovich, a veces plúmbea y repetitiva, tuvo una recreación animada y vigorosa, no exenta de oasis líricos y meditativos. Los unísonos del comienzo sonaron seguros, lo mismo que las intervenciones a solo. Y la larga y obsesiva marcha hacia el horrísono clímax del primer movimiento fue organizada sobre un bien controlado «crescendo», con un cierre quizá en exceso borroso. La frase de la cuerda que abre el Adagio sonó en todo su esplendor y los «pizzicati» tuvieron cuerpo y exactitud. Marcha furiosa luego en el movimiento de cierre, que tuvo en los pasajes más exquisitos el refinamiento pedido. El ascenso hacia la triunfal conclusión se realizó de manera impetuosa, impulsada por la certera y móvil batuta del norteamericano Pehlivanian, un director de poca envergadura, pero de brazo amplio y gesto claro.