Un digno «Otello» abre temporada
De Verdi. Voces: G. Kunde, Á. Ódena, F. Corujo, M. de Diego, R. Ialcic, D. del Castillo, J. di Giacomo, M. Pintó. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, Coro de la A.A. del Teatro de la Maestranza, Escolanía de Los Palacios. Dirección musical: P. Halffter. Dirección de escena: H. Brockhaus. Teatro de la Maestranza. Sevilla, 31-X-2015.
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Mala cosa es abrir temporada con desánimo y los pocos que mucho trabajan en el Teatro han de estar desesperanzados de ver que las administraciones les niegan los 1,1 millones de euros en la apertura del 25º aniversario con los que cubrir su déficit, que proviene de la caída de subvenciones de 8,7 millones en 2009 a 4,1 en 2015. La Maestranza no es equiparable al Liceo para Cultura, Junta y Ayuntamiento. Entenderán que la presente crítica haya de ser magnánime.
Todos llevamos en nuestra memoria los mejores recuerdos de funciones que nos marcaron en algún momento. En mi caso, las representaciones en Salzburgo de 1971 con Karajan, Vickers, Freni y Glossop y de 1987 en la Scala con Kleiber, Zeffirelli, Domingo, Freni y Cappuccilli. Pedir que hoy día se alcancen aquellas categorías es pura ilusión. Giancarlo del Monaco, a quien Pedro Halffter prometió un «Otello» en Sevilla después que el italiano le llevase a Pekín, me advirtió que la producción de Palermo y Nápoles era un horror. No se equivocaba. Cartón piedra, sin idea de cómo manejar los coros y con figurines, inexplicables pantomimas que pululan por el escenario o los maniquíes de cadáveres que Otello y Desdémona arrastran en su dúo de amor para acabar sentándose sobre ellos en el piano final, machacando el ambiente que ha de respirar esta escena.
w irregular e inspirada
Se percibe que Halffter no ha dirigido muchos «Otellos», pues dirige con pies de plomo. Se queda alicorto de volumen orquestal en la obertura, pero luego vuelve en exceso a su habitual temperamento expansivo en el cuarteto. Una lectura irregular, en la que no faltaron momentos inspirados en pasajes líricos o corales. Muy bien tanto los coros como la orquesta.
Kunde es probablemente el mejor Otello del presente, lejos obviamente de la fortaleza vocal de Del Monaco o psicológica de Vickers o Domingo. Fue de menos a más, volviendo a admirar su versatilidad y estado vocal para su edad. No posee los graves sólidos con los que, por ejemplo, se inicia el citado dúo de amor y los agudos presentan un color de tenor más ligero de lo deseable, pero el balance es muy positivo. Julianna di Giacomo sorprendió por su gratísimo timbre, fiato y capacidad para apianar, si bien la voz se destempla en los fortes de la zona alta. Ódena se defendió en un papel dificilísimo por la matización que requiere. Le falta algo de ella y a veces le sobraron ganas de proyectar volumen. El público, que llenaba la sala, mostró entusiasmo y no se precipitó a la salida a pesar de haber pasado de octubre a noviembre.