Pere Gimferrer: «¿El referéndum? No me inspira un poema»
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Académico, editor y escritor, Pere Gimferrer es una de las voces más potentes de nuestra lírica.
Pere Gimferrer vuelve como poeta y lo hace con dos títulos diferentes en los que demuestra su peso literario. En «Per riguardo (Con cuidado)», publicado por la Fundación José Manuel Lara, emplea por primera vez el italiano en sus versos. El otro poemario, «El castillo de la pureza», editado por Tusquets, es la traducción al castellano de un libro reciente originalmente aparecido en catalán. Los dos tienen en común la misma culta voz literaria.
– Hasta ahora nos referíamos a usted como un poeta bilingüe y ahora descubrimos que es trilingüe.
–En realidad, aunque no mucho, tiempo atrás también había publicado en francés, cosa que ahora no hago. Incluso hubo una obra de bibliófilo con un grabador japonés llamado Yamamoto con un poema en francés: «Le roman de la rose». Ya no escribo en francés, salvo si me lo piden. Hay una frase bastante justa de Justo Navarro, valga la redundancia, porque dice que yo considero el castellano, el catalán y el italiano como variantes de una misma lengua madre. Es algo que está muy bien visto. La frase de Justo Navarro, que es muy aguda, me recuerda a una de Godard, igualmente aguda aunque un poco distinta. ¿Por qué no aceptamos las películas dobladas y en cambio aceptamos que el cine italiano, en general, y el de Rossellini, en particular, sea siempre doblado? Respuesta de Godard: «Porque para nosotros los personajes del cine italiano hablan en latín».
–Jacobo Cortines, en el prólogo de «Per riguardo», se refiere a usted como un Góngora italianizado. ¿Está de acuerdo con esa definición?
–No es el único que lo dice. También lo afirma, por ejemplo, el traductor en Estados Unidos de «Alma Venus». Curiosamente se ha publicado ahora una separata de mi intervención, en 2011, en un congreso sobre Góngora, y vuelvo hacerlo en diciembre de este año en otro congreso sobre Góngora. Es uno de los poetas clásicos que he leído más en castellano, junto con Garcilaso y Rubén Darío, aunque luego estarían los del 27 y algún otro. De los extranjeros, he leído a bastantes poetas,pero no a ninguno más que a Góngora. Sí, hay una excepción, y es Dante. El libro que más he leído en mi vida ha sido «La divina comedia», siempre en italiano, aunque una vez lo pude cotejar con la traducción de Andreu Febrer.
–Al principio de «Per riguardo» se pregunta si es otro poeta, empleando como respuesta una cita de Jorge Luis Borges: «El otro, el mismo». ¿Es otro poeta en este libro?
–Creo que no. Los poemas, quiero creer, en estos dos libros, como en «Alma Venus» o como el castellano que tengo más o menos terminado –aunque no para publicar aún–, son distintos entre sí. Procuro que no se parezcan demasiado.
–Italia siempre ha estado presente en su obra. Aparece en algunos de sus poemas, así como en su novela «Fortuny».
–Esto nació en parte porque conocí pronto el país. Por el lado de la literatura está, ante todo, Dante. Luego los topónimos, la forma de hablar de la gente en la vida real o en el cine. Hay muchas cosas. No soy el único. Y, aparte de extranjeros, además de Stendhal y Henry James, tenemos más cerca de nosotros a Terenci Moix –que tenía un libro entero sobre Italia– y Josep Pla. No son los únicos. De hecho, J.V. Foix aspiraba a que traducidos al italiano sus poemas parecieran italianos y a veces lo conseguía.
–Tanto la noche como la muerte se convierten en temas constantes en el poemario italiano.
–Hay una cosa que no debemos olvidar. En cada unoa, hay palabras que tienen una mayor capacidad de generar poesía y sirven para acabar el poema. Esto ocurre en todos los idiomas y no son las mismas para cada idioma aunque pueda parecerlo. Dicho esto, va bien con el tema general de los poemas, pero no lo determino previamente. Decía Gabriel Ferrater una cosa que es muy cierta: el idioma hace la mitad del trabajo, la otra mitad la ha de hacer el escritor.
–Habla de palabras con una especial fuerza para la poesía.
–Hay una carta excelente de Unamuno sobre este tema. En su interminable epistolario recibe uno de los primeros libros de poemas de Sagarra y le elogia algunas palabras. Menciona «nissaga» y le pregunta si no se le ocurriría algo con la palabra «guatlla». Cada idioma tiene unas palabras que influyen en su poesía y pueden determinarla en parte.
–Supongo que no le habrá sido difícil esa inmersión en el italiano.
–Lo que ocurre con el italiano es que he tenido que frenarme porque la influencia de Dante es tan grande que a veces me permitía cosas que no puede permitirse más que Dante por la época en que vivía. Para esto he contado con Giuseppe Grilli, que de esto sabe mucho.
–¿Por qué no ha querido ser usted el traductor al castellano de estos dos nuevos libros?
–Lo hice en una época muy remota. Traduje al castellano mis primeros libros hasta «Apariciones», en 1981. Son traducciones filológicas y literales, como habría hecho Martí de Riquer con los trovadores.
–Me gusta mucho el poema que dedica a Rafael Alberti, al que nunca vio en Roma, un poeta al que ha admirado mucho y a quien llegó a publicar su obra completa en Seix Barral.
–Es verdad, nunca lo vi en Roma. La última vez que lo vi fue en 1992, en Barcelona, acompañado por su mujer, María Asunción Mateo, Paco Ibáñez y Xavier Ribalta. Hubo un momento en el que Rafael parecía fatigado y ausente en la conversación, pero en cuanto le nombré a Góngora empezó a recitarme el «Polifemo» de memoria. Fue muy impresionante.
–En «El castillo de la pureza» hay también bastantes referencias literarias, como a Carner o Foix.
–Hay muchas, por ejemplo, a pintores como Balla. También hay alusiones no explícitas, como pasa en el poema en el que hablo del Hotel Welcome que existe y es una alusión a Cocteau, que vivió y trabajó allí. También hablo de Pedro de Medina Medinilla. ¿Quién se acuerda hoy de él?
–Tampoco se olvida del cine, que es una de sus grandes pasiones. Por ejemplo, en «El castillo de la pureza», cita, por ejemplo, al actor Errol Flynn,o películas como «Ciudadano Kane» o «The Devil Inside», de Casey Affleck.
–Es una gran película que nadie ha visto basada en una novela de Jim Thompson. Fue un fracaso comercial y un éxito crítico. Hay películas que no se estrenan y son muy interesantes. Es el caso, por ejemplo, de «Under the Skin», con Scarlett Johansson interpretando a un androide que va cubierto con piel. Es excelente, pero no ha tenido éxito comercial.
–La actualidad, lo que vivimos en estos momentos en Cataluña, ¿puede llegar a inspirarle algún nuevo poema?
–¿Se refiere usted al referéndum? Pues no me motiva. He escrito cosas que aún están inéditas sobre sucesos que han ocurrido. Tengo incluso un poema sobre las aventuras pirenaicas de Jordi Pujol que se produjeron a finales de julio y principios de agosto.
– ¿Publicará ese poema?
–No, forma parte de las cosas inéditas que tengo. Por ahora no.