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Picasso cuadra las cuentas

larazon

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El año que viene, cuando se cumplan 80 años desde Picasso pintó la icónica obra y 25 desde que llegara al Reina Sofía, la obra será el objeto central de la gran exposición.
La exposición estrella del año próximo en el Museo Reina Sofía tendrá a su icono como protagonista. Con el «Guernica» en el centro, el museo abordará la obra y la biografía de Picasso, en el año en que se cumplen 80 años de la creación de la obra y 25 de su ubicación actual. La que será la exposición más «taquillera» del museo tendrá un relato propio: «La idea es mostrar el antes y el después del ‘‘Guernica’’, indagando primero en los años 20, con la crisis personal de Picasso de fondo, cuando empieza a cuestionar su proceso creativo e incluye los espacios públicos y el compromiso. Esa será la evolución que lleve a ese cuadro», apuntó Manuel Borja-Villel, director del Reina. El centro ya se ha puesto en contacto con la familia y el Museo Picasso y también ha solicitado préstamos internacionales para la exposición.
Este anunció lo hizo ayer Borja-Villel en una comparecencia ante la Prensa que tenía como objetivo principal hacer balance del año. En la anterior rendición de cuentas, en septiembre de 2014, el director del museo se preguntaba si tendría que «cortar la luz» de la institución por no poder abonar las facturas: «Hemos tocado fondo y todo el mundo lo sabe», dijo entonces. Ayer, Manuel Borja-Villel tenía motivos para cambiar de cara. El museo ha recibido este ejercicio 3.095.111 visitantes, muy cerca de su récord histórico, el de 2013 (3.184.640) en que se celebró la histórica exposición de Dalí. Asimismo, ha aumentado los fondos propios (los ingresos que genera y que no proceden del estado) hasta los 9,5 millones de euros, que sólo representan un 25 por ciento del presupuesto del centro, pero que, según su director, «es muy probable que esa cifra siga creciendo».
«La institución es cada vez más sostenible –señaló Borja-Villel–. Empieza a funcionar el sistema de ingresos propio y las cuentas están más saneadas. Tampoco hay nada malo en que el museo reciba fondos públicos», apuntó el que ha sido el director los últimos ocho años y que afirmó tener la intención de continuar. A su juicio, el centro está en su mejor momento «económico y académico», ya que la programación ha combinado líneas para todos los públicos. «No se trata sólo de números, sino de cómo la gente recibe los relatos y crea los suyos. Este año hemos tenido exposiciones más populares, como la del Kunstmuseum, y las hemos combinado con otras como las de Dani Andújar o Constant. Así es como entendemos que tiene que funcionar un servicio público», señaló. En línea con estas reflexiones, Borja-Villel anunció que el año que viene presentarán la colección contemporánea por primera vez, con piezas terminadas entre 2000 y 2015, adquisiciones recientes casi nunca expuestas antes, y que reflexionan en torno a la «estética de la recesión», con dos fechas como ejes: 2001 y los atentados y la crisis mundial que desde 2007 llega hasta el presente.
«No son sólo números»
El director del museo también expresó la tensión que se produce en la gestión de un servicio público al que se le pide autofinanciación y al mismo tiempo rigor y profundidad académica: «El mundo del arte vive bajo la hegemonía absoluta del mercado. Pero no de un mercado de proximidad, sino de enormes galerías que controlan la carrera de artistas –y sus legados–, y subastas en las que lo único importante es la creación de marcas. Estructuras así, que no se apoyan en el conocimiento sino que están ligadas al turismo, generan instituciones insostenibles. Nosotros como museo vivimos en la condición del neoliberalismo, en la realidad de las cifras de visitantes y los números del presupuesto, pero buscamos alternativas. Somos conscientes de la necesidad de cambiar el modelo», comentó fiel a su estilo Borja-Villel.
Entre las alternativas para aumentar los ingresos, el gerente del Reina Sofía comentó una línea de crecimiento destacada que es la organización de exposiciones en el extranjero, como la que tienen prevista en Tokio de Dalí el próximo año, producida en colaboración con el Museo Dalí de San Petesburgo y el Museo Dalí de Figueres, y que podría reportar un millón de euros a la caja del Reina Sofía, además de un porcentaje de la taquilla a partir de los 100.000 visitantes. «Estamos trabajando también en las concesiones –como la tienda del museo y el restautrante– y el alquiler de espacios». Entre 2012 y la actualidad, los ingresos se han casi duplicado, pasando de 4,6 millones a 9,5. La mayor parte de la facturación procede de venta de entradas y patrocinios (3,4 millones cada partida) y 629.000 euros proceden de las concesiones. Según sus previsiones, la cifra total podría alvcanzar los 10,1 millones el año que viene. El presupuesto global para el ejercicio que acaba fue de 35,7 millones. «La situación ha mejorado y no tenemos que recurrir al remanente de tesorería», añadió Borja-Villel, que reconoció que el museo debe modernizarse administrativamente para poder seguir creciendo.