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Poetas del 27 en Nueva York

larazon
  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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La Residencia de Estudiantes fue ayer el escenario de una interesante conferencia del profesor Christopher Maurer, uno de los principales especialistas internacionales en la figura de Federico García Lorca. Sin embargo, el tema de la ponencia no era el poeta granadino sino otro destacado autor de la Generación del 27: José Moreno Villa.
Maurer ha descubierto nuevos datos sobre «Jacinta la Pelirroja», un fascinante poemario fruto de una historia de amor estadounidense. La chica se llamaba Florence Louchheim y Maurer ha seguido sus pasos. «Me interesó e intrigó el tema. Empecé a tirar del hilo y localicé a su sobrina, que me aportó información valiosa», aseguró Maurer a este diario, a la par que recordaba que leyó «Jacinta la Pelirroja» «en la Universidad de Columbia, donde se alojó Moreno Villa cuando estuvo en Nueva York». Por ello, apuntó un verso del autor malagueño: «nada está suelto en esta carambólica vida».
Este profesor de literatura española en la Universidad de Boston es también autor, junto con Andrew A. Anderson, de «Federico García Lorca en Nueva York y La Habana. Cartas y recuerdos» (Galaxia Gutenberg), libro que ya se puede calificar de fundamental para conocer y comprender la estancia del gran poeta en la ciudad de los rascacielos. Maurer desmitifica algunos aspectos de la estancia neoyorquina del autor de «Romancero gitano», porque «era una figura menos trágica de lo que se ha dicho. En ese momento Federico es alguien que ha ganado cierto renombre y que llega allí para aprender inglés. Le ayudan son una serie de contactos que logra hacerse en el mundo literario neoyorquino, por lo que no es una figura solitaria».
El libro aporta nuevas cartas y fotografías, así como el testimonio directo de aquellos que lo conocieron en esos días en los que iban naciendo las composiciones de «Poeta en Nueva York». En este sentido, Maurer apunta que hay un fuerte contraste entre la alegría de las misivas que envía a su familia y los versos de ese momento en los que «crea una figura que no es él como observador».
Papeles desaparecidos
Maurer y Anderson dedican un apartado a Philip H. Cummings, el joven estadounidense que alojó a Lorca en el pueblecito de Eden Mills, donde el poeta situó su «Poema doble» de «Poeta en Nueva York». Maurer confirmó que Cummings destruyó un manuscrito autobiográfico lorquiano relacionado con su estado personal de esos días.