Richard H. Driehaus, el filántropo académico
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Un filántropo de Chicago, enamorado de España y considerado uno de los veinticinco financieros más influyentes del siglo XX, según la revista «Barron’s». Su nombre es Richard H. Driehaus y esta tarde ingresará como académico honorífico en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando a propuesta de los académicos Antonio Bonet Correa, Ismael Fernández de la Cuesta y José María Luzón. «El sentido del sitio» será el nombre de su discurso, al que contestará el arquitecto Rafael Manzano Martos, que se convirtió en 2010 en el primer español en ganar el Richard H. Driehaus, un premio destinado a distinguir a arquitectos españoles o que hubieran trabajado con proyectos arquitectónicos o urbanísticos en España. Está dotado con 50.000 euros, lo que lo convierte en el galardón de arquitectura mejor dotado de nuestro país y que se instauró en 2012. Ese año lo ganó Leopoldo Gil Cornet por la restauración de la Colegiata de Roncesvalles (Navarra). Un año después, lo obtuvieron Ignacio de Medina y Fernández de Córdoba, Duque de Segorbe, y Luis Fernando Gómez-Stern por su obras en las casa de la Judería de Sevilla. El año pasado mereció el galardón la restauración del Palacio de la Diputación de Vizcaya y en esta ocasión ha sido Donald Gray, un australiano que lleva viviendo 56 años en España y que ha sido premiado por sus trabajos de recuperación de la arquitectura y el urbanismo paisajístico tradicionales de Andalucía.
El de hoy es un día singular en la Real Academia de Bellas Artes. La arquitectura se convierte por una tarde en la soberana de las salas del edificio señero de la calle Alcalá. Driehaus se confiesa un enamorado de la arquitectura y del patrimonio español. El Casón del Buen Retiro y el Salón de Reinos no se le han resistido en su visita a España. Es el fundador de Driehaus Capital Management y creó en 1983 una fundación que lleva su nombre. El arte es una de sus pasiones: desde 2003 está abierto un museo de su propiedad en Chicago. Además, el premio anual que lleva su nombre y que tiene una dotación de 200.000 dólares distingue a los arquitectos representativos de las diversas tradiciones clásicas. Todo un ejemplo.