Sabina, ¿desocupen su localidad?
El cantante mantiene su segundo concierto en Madrid pese al ataque de pánico escénico sufrido el sábado
Mañana, a eso de las nueve de la noche, el foco estará más que nunca sobre Sabina. Porque, a pesar del ataque de pánico que sufrió el sábado ante las 14.000 personas que llenaban el Palacio de los Deportes de Madrid y que le obligó a abandonar el escenario de forma precipitada, su segundo concierto en la capital –con todas las entradas vendidas– se mantiene tal como estaba previsto. Así lo han confirmado tanto desde la discográfica del cantante jienense, Sony Music, como desde la promotora Planet Events, reiterando que «no hay ningún cambio» y que la actuación de mañana «no corre peligro».
El propio representante de Sabina, Joaquín Navarro «Berry», aseguraba ayer, en declaraciones a Onda Cero, que el autor de «19 días y 500 noches» se encontraba «muy bien» y que había «dormido toda la noche». Reconocía también que Madrid –donde no se anunciaba desde hace cinco años– pesaba mucho y que «después de estar dos meses sin cantar, al terminar la gira en Suramérica», quizá hubiese sido una decisión más acertada optar antes por alguna ciudad de tamaño medio. «Pero la idea era despedirse en Madrid y Barcelona y terminar el año así», añadía, manifestando que se trataba de un problema «mental», por lo que era difícil aventurar «cuál será su reacción». En este sentido, «Berry» recordaba el ictus que sufrió Sabina en 2001, un episodio que le mantuvo alejado de los escenarios durante un tiempo y que «siempre deja un poso» que «no es fácil de llevar». Poco antes de actuar en Argentina el pasado mes de septiembre, hablaba de este tema en una entrevista publicada en el diario «La Nación»: «Me recuperé muy rápido, vino la euforia y después una depresión. No me quería morir, pero tampoco ver a nadie. No salía del dormitorio. Tampoco abría la puerta. Ese tipo de bajones quedan ahí, agazapados. Sigues viviendo y sabes que llevas dentro un enemigo que en cualquier momento enseña las uñas».
Más allá de las especulaciones, desde Sony Music insisten en que Joaquín Sabina, que el próximo febrero cumplirá 66 años, «se encuentra bien físicamente», trasladando un mensaje de relativa normalidad. Incluso se apuntaba que este ataque de pánico escénico no es del todo nuevo, con cierta alergia a las apariciones públicas que se había acentuado tras la enfermedad. Sin embargo, de ese recelo a lo ocurrido el sábado hay un trecho importante, más aun si hablamos de alguien con una trayectoria de casi cuarenta años, una veintena de discos y centenares de conciertos a sus espaldas. La pregunta está ahí y la respuesta de su entorno, sin abundar en explicaciones, es que esa mezcla de ansiedad y pánico es difícil de evitar pero que, pese a todo, «los planes se mantienen», al menos en el corto plazo.
«Hoy, por exceso de ganas de estar bien delante de mi gente de Madrid, me acaba de pasar un Pastora Soler, lo siento», dijo Sabina en alusión al «miedo escénico» que hace unos días provocó la retirada temporal de la cantante sevillana. Y es que, cuando quedaban por delante unos cuarenta minutos (tomando como referencia los conciertos ofrecidos en la gira americana), abandonó el escenario visiblemente afectado, mientras el público se dividía entre el malestar y la comprensión, de modo parecido a lo que ocurría en las redes sociales. «Desde que entraste al escenario hasta que saliste estuve con la piel de gallina; nadie transmite verdad como tú», afirmaba Dani Martín, ex líder de El Canto del Loco. Menos comprensiva se mostraba Mónica Naranjo: «Quedan pocos artistas con la disciplina de Pastora Soler. A mí me podría haber pasado lo mismo. Sabina, te has pasado de la raya».
Varona, desde Twitter
En el limbo se quedaron clásicos como «Princesa» o «Contigo», mientras el de Úbeda emprendía la retiraba y, tras él, los músicos, entre ellos, su «sobresaliente» más querido, el compositor y guitarrista Pancho Varona, que poco antes ya se había puesto a los mandos de «Conductores suicidas» y que ayer, a través de su cuenta de Twitter, venía a subrayar que todo estaba bajo control: «Gracias por vuestros mensajes de ánimo y cariño. El martes volveremos más fuertes y más decididos a ser y hacer felices». O lo que es lo mismo, a recuperar una de esas noches perdidas y, como cantaba hace años en «A mis cuarenta y diez» el autor de «Mentiras piadosas», pedir perdón por la tristeza.