Santiago Díaz: «¿Es lícito matar a un canalla?»
Publica «Talión», una novela donde una mujer, a la que le quedan dos meses de vida debido a una enfermedad, se toma la justicia por su mano y comienza a matar a asesinos.
Publica «Talión», una novela donde una mujer, a la que le quedan dos meses de vida debido a una enfermedad, se toma la justicia por su mano y comienza a matar a asesinos.
Santiago Díaz es un novelista bo-xístico que per-sigue arrinconar al lector en las cuerdas, noquearle en una encrucijada moral. Guionista de numerosas series de televisión, ahora debuta con «Talión» (Planeta), un «thriller» protagonizado por Marta Aguilera que, ante la disyuntiva de qué hacer con el tiempo que le queda de vida, decide recuperar la Ley del Talión y ajusticiar a los peores asesinos. Un libro que empieza con la siguiente cuestión:
–¿Es legítimo matar a una mala persona?
–Es justo la pregunta que lanzo al lector. En mi libro hay varios canallas, pero, ¿sería lícito matarlos? Cada uno debe sacar sus conclusiones.
–¿La venganza es un plato que se sirve frío?
–Se disfruta más en frío que en caliente. Si no quieres que te pillen, mejor en frío.
–¿No ha desaparecido la Ley del Talión?
–Cuando vemos en el telediario una serie de crímenes, como el de Marta del Castillo, Gabriel o Diana Quer, todos nos indignamos. Hasta hay gente que dice que habría que matarlos. Pero eso solo se exclama en el momento, por el calentón. La Justicia ya ha eliminado la Ley del Talión y la sociedad tiene que respetar la Justicia.
–Hay quien parece querer volver al ojo por ojo...
–Es que hay muchos casos que indignan y que los culpables o criminales estén en la calle en 10 o 15 años no te parece suficiente. Hay personas que se han cansado de ser víctimas de determinados especímenes y piden que se aplique la Justicia con todas las de la Ley. Pero ahí están los políticos, para intentar frenar esos instintos.
–¿Los medios agitan demasiado esos instintos a veces?
–Los medios informan. Estar informado y conocer qué sucedió, te puede crear crispación, pero no se incita a nada. Es información.
–¿Le han inspirado los hechos que publican los medios para este libro?
–Un novelista puede encontrar mucha inspiración en la Prensa. Cuando tenía que escribir casos y tenía que buscar historias de novela negra, acudía a las páginas de sucesos, a los diarios. Todos acudimos a la realidad. Es inevitable que al pensar en un crimen te lleve a un caso real.
–¿La crisis exacerba lo peor del hombre?
–A la desesperación se llega desde muchos puntos. También desde el económico. Te puede llevar a tomar decisiones viscerales y desembocar en la violencia.
–¿Cuáles son los principales motivos de la maldad?
–El dinero es el de casi todos los crímenes. Después, los motivos pasionales, celos, básicamente. En la vida laboral, lo que mueve la maldad es el dinero, la posición. Por eso se hacen putadas. Pero no se llega a una maldad horrorosa. El dos por ciento de la población mundial son psicópatas, lo que sucede es que la mayoría de ellos está del lado bueno, aunque no tengan sentimientos hacia los demás. Pero dentro de ese porcentaje hay, claro, algunos malvados.
–Su protagonista, que es una mujer, no es una psicópata. Es una persona normal que, ante una enfermedad, se convierte en asesina.
–Sí, aunque eso tampoco es una excusa para lo que hace. Pero hay que entender que alguien que no tiene futuro se atreva a ir más lejos, porque no vivirá para afrontar las consecuencias de lo que haga. Si alguien solo tuviera una semana de vida, ¿qué haría? Unos se dedicarían a estar con la familia, pero mi personaje, que no tiene vínculos afectivos, opta por arreglar injusticias. En este caso, yo he planteado también unos malvados muy crueles. Son, cómo lo diría, especialmente malos. Eso hace que también en el lector provoquen un rechazo innato y cierta empatía con la protagonista.
–Su personaje es frío al inicio. Después evoluciona...
–Que una persona normal se volviera fría es lo lógico, lo clásico. Pero ella, a través de todo lo que vive, descubre los sentimientos, aunque en un momento muy duro para ella. Es su tragedia.
–¿Busca incomodar al lector?
–(Risas). Lo que pretendo es que se plantee algunos dilemas morales. Lo que me gustaría es que piense sobre determinados interrogantes.
–Aquí también está presente la muerte.
–Y es más que un tema tabú. Se ve a cada momento, pero es incómodo para casi todos pensar que vamos a morir más tarde o temprano. Da mal rollo, digamos.