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Spacey-Salinger: Aprender a desaparecer

El actor apartado de la industria tras los casos de abuso interpreta a un profesor crucial en la carrera literaria del escritor norteamericano en el «biopic» «Rebelde entre el centeno», que narra la juventud del excéntrico autor que decidió alejarse de los focos en la cúspide de la fama
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El actor apartado de la industria tras los casos de abuso interpreta a un profesor crucial en la carrera literaria del escritor norteamericano en el «biopic» «Rebelde entre el centeno», que narra la juventud del excéntrico autor que decidió alejarse de los focos en la cúspide de la fama.
¿Qué podrían comentar entre sí Kevin Spacey y J. D. Salinger en un hipotético encuentro? ¿Quién aprendería de quién? Y, ¿exactamente qué? Si algo los vincula, más allá de la película que nos ocupa, es que son dos caras del apartamiento, dos vías por las que llegar a la anulación a través del éxito. El escritor se echó a un lado por propia voluntad, en la cúspide de la fama, incapaz de lidiar con ese triunfo que había perseguido desde que era un joven escritor que soñaba con ver su nombre negro sobre blanco en «The New Yorker»; por su parte, el actor, considerado uno de los grandes de su generación, siempre querido y respetado, codiciado por productores y directores, se despertó un buen día apartado de la industria. Ha sido uno de los primeros caídos en las oleadas concéntricas de ese tsunami colosal del «caso Weinstein» y, por más que intentara una voladura controlada de ese yo oculto que no había trascendido a la luz declarándose homosexual y pidiendo perdón por los rumores de abuso, las acusaciones de Anthony Rapp –a quien presuntamente acosó con 14 años– y otros lo han colocado en el mismo lugar de la habitación donde se recluyó Salinger: aquel en el que no llegan los focos. ¿Qué podrían hablar ambos («mon semblable, mon frère») a oscuras, en voz baja, sobre la vida, los demonios ocultos, la cara b del éxito?
El encuentro ficticio entre ambos lo propicia «Rebelde entre el centeno», una cinta rodada antes de que estallara el escándalo y cuyo estreno en España, de hecho, se ha ido postergando ante la compleja situación en la que se encuentra Spacey. Es más, en este tiempo se han caído varios de sus proyectos estrella, comenzando por su papel protagónico en la serie «House of Cards» cuando ésta se encontraba en lo más alto de su popularidad. Los productores decidieron deshacerse de Spacey, al igual que los responsables de «Todo el dinero del mundo», dirigida por Ridley Scott. En este caso, el actor fue «borrado» literalmente del filme y se contrató a Christopher Plummer para rodar de nuevo las escenas en las que aparecía Spacey. Una decisión que Hollywood alabó casi unánimemente, aunque no han faltado detractores. Por ejemplo, Bernardo Bertolucci, que esta semana consideró que a Scott «debería haberle dado vergüenza» esta operación de desaparición. De la imponente criba solo se han salvado dos cintas, la que nos ocupa, que fue estrenada en Estados Unidos previo paso por Sundance antes del huracán, y «Billionaire Boys Club», cuyo estreno sigue en el limbo, con una fecha genérica de lanzamiento para 2018.
Un celo patológico
«Rebelde entre el centeno» narra los años anteriores a la desaparición de Salinger de la esfera pública, cuando decidió cuidar de su intimidad hasta extremos patológicos, evitando todo tipo de imagen o biografía sobre su persona, incluso vetando información en las contraportadas de sus libros. Un periodo de más de 4 décadas de aislamiento total que culminaron en 2010 con su muerte. En la cinta, encontramos a un joven con ansias creativas y ganas de celebridad literaria, que trata de abrirse camino en la disputada escena literaria neoyorquina. «Un tipo encantador, sarcástico y brillante», en palabras de Thad Luckinbill, uno de los productores de la película, en la que Nicholas Hoult interpreta al escritor.
Después de ser expulsado de varias escuelas, Salinger recaló a finales de los años 30 en la Universidad de Columbia, donde conoció al profesor Whit Burnett, figura esencial en su vocación. Kevin Spacey es el encargado de dar vida a este mentor que dirigía la revista literaria «Story», cuna de autores como Tenessee Williams, Norman Mailer y Truman Capote. Burnett impulsó a Salinger a escribir y a presentar sus artículos a revistas. Para el guionista y director debutante Danny Strong, solo Spacey podía desarrollar convenientemente el carisma del profesor: «La historia entre Burnett y Salinger es tan fascinante, el interés que puso en él y el amor que le dio, que cuando recopilas toda la historia te das cuenta de que no hay mejor actor para retratarle que Kevin Spacey. Puede interpretar a un hombre duro, pero también es capaz de hacerlo con una sinceridad y una pasión genuinas». En definitiva, encarnar la figura tutelar del genio en ciernes, el joven inseguro que intuye tener talento a raudales pero es incapaz de concretarlo.
El genio de Salinger emergería en 1951 con la publicación de «El guardián entre el centeno», una de las más vívidas recreaciones de la insatisfacción y la desorientación de la adolescencia, personificadas en el mítico Holden Caulfield. Desde entonces es un libro de cabecera de los jóvenes de medio mundo y de numerosos lectores menos recomendables como Mark David Chapman, asesino de Lennon, o el sociópata ficticio de «El coleccionista» (William Wyler, 1965), que rapta a una chica de la que se ha enamorado platónicamente y la retiene contra su voluntad aconsejándole la lectura del libro de Salinger.
La posterior reclusión del autor ha amplificado su caracter legendario. «Los sentimientos de anonimato y oscuridad de un escritor constituyen la segunda propiedad más valiosa que le es concedida», aseguró en una ocasión un tipo del que en cuatro décadas apenas trascendió una fotografía hasta el punto de ser pasto de culto y fantasías encontradizas de otros autores como Enrique Vila Matas. El testimonio de familiares o ex amantes ha contribuído a aumentar la nómina de rarezas que se le atribuyen, sean verdad o no, como que bebía su propia orina, se negaba a mantener relaciones sexuales con su esposa y hablaba con vocablos totalmente inventados.
Mientras que la vida íntima del escritor ha quedado en el terreno de lo especulativo, la de Kevin Spacey viene siendo aireada detalladamente en los últimos meses, destapando su faceta de «depredador sexual», lo que ha llevado a que la justicia británica abra una investigación contra él por los abusos cometidos al frente del teatro Old Vic. En noviembre de 2017 el actor anunció su ingreso en una clínica para rehabilitarse de su adicción al sexo y a partir de ahí, como con Salinger, se le pierde la pista. ¿Para siempre?

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