Tawakkol Karman, un ejemplo de lucha en yemen
La premio Nobel de la Paz pronunciará una conferencia el día 28 en la Casa Encendida sobre la libertad de expresión y los derechos humanos en su país
La premio Nobel de la Paz pronunciará una conferencia el día 28 en la Casa Encendida sobre la libertad de expresión y los derechos humanos en su país
Se convirtió en la primera mujer distinguida con el Premio Nobel de la Paz. Es periodista, política y activista de los derechos humanos. Defensora del papel de las mujeres en la construcción de la paz se convirtió en el rostro de la Primavera Árabe cuando, en 2011, organizó protestas no violentas que fortalecieron el alzamiento de la sociedad civil contra la dictadura de 33 años que asolaba al país.
La Casa Encendida acogerá la conferencia que Tawakkol Karman impartirá el próximo 28 de septiembre con el título de “Libertad de expresión y derechos humanos en Yemen”, que cierra el ciclo de conferencias “Mujeres contra la impunidad” que se ha venido desarrollando desde el pasado mes de abril.
La inestabilidad política es una constante en Yemen. Las altas tasas de corrupción, la escasa libertad de prensa o la ausencia de independencia judicial son algunos factores que precipitaron las movilizaciones ciudadanas que en 2011 desembocaron en la caída del régimen de Saleh. Tawakkol Karman es Premio Nobel de la Paz, periodista, política y activista de DD. HH.
¿En qué se ha traducido la Primavera Árabe en Yemen? ¿Qué repercusiones tienen el conflicto y la crisis humanitaria actual tanto para sus habitantes como para los países de la región? Yemen es un país con escasa presencia en los medios de comunicación a pesar de que en la actualidad se enfrenta a una de las mayores crisis humanitarias que se haya conocido. Según la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA): 21,2 millones de personas necesitan asistencia humanitaria (de una población total de unos 26 millones de habitantes), 14,4 millones están en situación de inseguridad alimentaria, 1,8 millones de niños y niñas tienen riesgo de malnutrición y 2,5 millones de personas son desplazadas internas. Las organizaciones sanitarias reportan más de 4.300 casos diarios de cólera: una epidemia que se ha extendido por el 80% del país.
A pesar de las impactantes cifras, factores endógenos y exógenos mantienen en la invisibilidad el sufrimiento de millones de yemeníes. Naciones Unidas ha exigido a las potencias árabes del Golfo, que controlan actualmente el espacio aéreo y las aguas territoriales de Yemen, apertura a los medios de comunicación para que la comunidad internacional conozca la crisis y aporte soluciones.
El papel de Karman ha sido activismo desde que viviera la unificación del norte y el sur de Yemen en 1990, episodio que dio pie a la guerra civil de 1994. La facción norte, tras su triunfo, asumió el control del país mediante la instauración de un régimen de represión a la disidencia. La reacción d ela activista fue la movilización social y la cobertura periodística de las múltiples violaciones de derechos humanos, sobre todo de aquellas que tenían por víctimas a mujeres y niñas. En 2005, fundó Women Journalists Without Chains (Mujeres Periodistas Sin Cadenas), una organización que provee de medios y capacita a periodistas que defienden los derechos y libertades civiles, especialmente la libertad de expresión. Dos años después organizó protestas semanales contra la represión sistemática del Gobierno, la corrupción del Estado y otras formas de injusticia social y legal, protestas que continuaron hasta 2011, redirigidas e inspiradas por los valores de la Primavera Árabe, adoptando Karman un papel de liderazgo no violento en lo que pasó a convertirse en la revolución yemení. Sus actividades no pasaron desapercibidas y le trajeron duras consecuencias como el arresto, amenazas y varios intentos de asesinato, así como objeto de campañas de difamación e instigación constantes. Todas estas razones forzaron su exilio en 2015. Los contrarrevolucionarios han puesto precio a su cabeza y su domicilio es secreto.