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"Desengaños amorosos": Teatro clásico, contemporáneo y eterno

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Autoría: Nando López. Dirección: Ainhoa Amestoy. Intérpretes: Silvia de Pé, Lidia Navarro, José Bustos, Pablo Rivero y David Velasco (músico). Teatro Salón Cervantes de Alcalá de Henares. El 22 y 23 de julio de 2019.
Por desgracia para todo aficionado al buen teatro, se está exhibiendo solamente con cuentagotas desde su primer estreno esta prodigiosa función cuya trama exhala unos evocadores aromas del Siglo de Oro que, no obstante, han sido destilados hoy en día; cuyo texto suena con la hermosura de un Barroco en el que, sin embargo, no quiere ni mucho menos encorsetarse; y cuyos personajes recuerdan a otros arquetipos de otras comedias clásicas con los que, en puridad, sería imposible que se confundieran. Por eso es genial la función, por ese viaje que plantea, tan verosímil, tan rico, tan honesto, desde el siglo XVII en el que María de Zayas escribió los «Desengaños amorosos» en que se basa la obra hasta un presente en el que las mismas angustias, zozobras e incertidumbres de entonces siguen y seguirán, aunque enfundadas en otros ropajes distintos, poniendo a prueba el alma de cualquier ser humano que busca a tientas el angosto camino de la nobleza y que anhela solamente discurrir por él con algo de dignidad y elegancia. La reivindicación de derechos de la mujer, la defensa de la razón y la cultura, el libre albedrío, el honor y, por supuesto, el amor se conjugan con formidable consistencia dramatúrgica en el texto de Nando López para que la directora Ainhoa Amestoy levante de forma sencilla y eficaz, con poquitos elementos escenográficos y un dinamismo escénico fabuloso, esta deliciosa comedia de enredo en la que ese enredo, precisamente, se destapará de forma inequívoca hasta el desenlace, lo que confiere a la función, por si no tenía ya suficientes atractivos, una original pátina de thriller que, sorprendentemente, se adhiere a la perfección en la estructura clásica de la pieza que recubre. El resultado no sería tan excelente, como es lógico, si el trabajo de la directora no fuese acorde al del estupendo elenco con el que cuenta –músico incluido–, en el que destacan Lidia Navarro o Silvia de Pé. Pablo Rivero asume con valentía profesional la papeleta de sustituir ahora, en las próximas funciones, a un Ernesto Arias que ha estado sencillamente magistral en el personaje más complejo, delicado y escurridizo de toda la obra.