Homero, por y para jóvenes
La Joven Compañía ocupará hoy el escenario principal del Teatro Español para representar «La Ilíada» y «La Odisea», versionadas por Guillem Clua y Alberto Conejero, respectivamente, en una función benéfica
La Joven Compañía ocupará hoy el escenario principal del Teatro Español para representar «La Ilíada» y «La Odisea», versionadas por Guillem Clua y Alberto Conejero, respectivamente, en una función benéfica
Con el objetivo de recaudar fondos destinados a los damnificados del terremoto registrado el pasado 16 de abril en Ecuador, el Ayuntamiento de Madrid programa hoy en el Teatro Español, en una única función doble, el último éxito de La Joven Compañía: «Proyecto Homero: Ilíada/ Odisea». De esta forma, los novicios del director escénico José Luis Arellano –los artistas y técnicos de la compañía no pueden exceder los 26 años de edad– dan el salto por una buena causa, desde su habitual residencia en el modesto Teatro Conde Duque, a este emblemático espacio de la capital en el que, probablemente, habrán soñado más de un vez con trabajar. Y lo hacen con dos obras, «La Ilíada» y «La Odisea», que para Arellano son «dos textos fundamentales de la literatura universal que hablan ante todo de quiénes somos» y que, en cierto modo, han ayudado mucho a la compañía, no sólo en su crecimiento profesional, sino también cultural y vital. «Aunque nosotros hacemos espectáculos para todos los públicos –explica el director–, tenemos siempre muy presente al joven. En ese sentido, nos preocupaba comprobar que para estos jóvenes Europa no existe con demasiada nitidez, digamos que es un concepto para ellos sin mucho fundamento. Así que los más “viejunos” de la compañía decidimos usar las obras de Homero para explicarles, primero a nuestros jóvenes actores y luego al resto de espectadores de esa edad, de dónde venimos y quiénes somos; para contarles que Europa sí existe, y que además tiene muchas luces».
A dos manos
Para ello, para hablar de la patria, de la esperanza, de la identidad, y también de la guerra, el director ha echado mano de dos de nuestros nuevos autores más aclamados en estos momentos: Guillem Clua y Alberto Conejero. De manera independiente –Clua se ha encargado de versionar «La Ilíada» y Conejero ha hecho lo propio con «La Odisea»–, pero en perfecta comunicación y sintonía entre ambos, los dos dramaturgos han recreado estas dos epopeyas del ciclo troyano que, por otra parte, comparten plantel actoral. Un total de quince intérpretes conforma ese elenco que debe dar vida a los grandes personajes de las dos obras, algunos tan conocidos como Ulises, Helena de Troya, Aquiles, Penélope, Telémaco, Paris o Casandra. Un trabajo complejo que Arellano, muy satisfecho con el resultado, define entre risas como «una auténtica locura» en la que ha intentado, ante todo, que primen la frescura y el desparpajo habituales en los trabajos de La Joven Compañía, pero sin menoscabo de la belleza poética del material original. «No intentamos en ningún momento edulcorar la función –aclara el director–, ni queremos tratar al espectador más joven como a un niño bobo. En realidad, siempre trabajamos de la misma manera cuando tenemos que encarar un clásico: tenemos claro que hay que contar la historia exactamente igual que si se la contamos a un adulto. Lo único que cambia en nuestra manera de hacer es que la mirada de nuestros actores sobre esa historia es siempre contemporánea. Y eso hace que se establezca un poderoso canal de conexión entre los jóvenes que están encima del escenario y los jóvenes que están viendo la función como espectadores».
Y probablemente exista esa mágica conexión, ya que ha sido frecuente en las representaciones precedentes que en este programa doble –hay una función a las 19:00 («Ilíada») y otra a las 21:30 («Odisea»)– los espectadores repitan y quieran disfrutar de un maratón homérico al completo, aunque las entradas puedan adquirirse también por separado. «La maravilla de este proyecto es que permite que un joven que ha visto la “Ilíada’’ salga de allí diciendo “no sólo quiero ver ahora la “Odisea” sino que además quiero leerla”, y eso, a los profesores que han venido a verlo con sus alumnos, les ha producido un placer enorme. Como el que nos produce a nosotros, claro, porque ése es el propósito al final: provocar la curiosidad y el amor a las letras y al arte, y conseguir también que el espectador se vea a sí mismo en el teatro como en un espejo. Y yo creo que, si hemos logrado eso, es porque miramos a ese espectador joven de tú a tú, sin engreimiento y sin condescendencia de ninguna clase».
Con el «Proyecto Homero», La Joven Compañía se consolida como una agrupación de referencia en el ámbito del teatro hecho por jóvenes y para los jóvenes. Más de 250 funciones y una cifra que ronda los 50.000 espectadores sólo en sus últimos dos años –ya son cuatro los que lleva en pie la compañía– avalan la labor de estos prometedores artistas dirigidos por José Luis Arellano que, además, cuentan en su periodo de iniciación al proceloso mundo laboral con el magisterio y el asesoramiento de muchos de los más reputados profesionales en los distintos oficios de las artes escénicas en nuestro país. Entre ellos, el iluminador Juanjo Llorens, el realizador de audiovisuales Álvaro Luna, la escenógrafa y vestuarista Silvia de Marta o el músico Mariano Marín. Todo lo que haga falta para terminar con «la falta de conexión que existía hoy –según Arellano– entre los jóvenes y el teatro, algo que era preocupante para todas las instituciones y administraciones y que, afortunadamente, yo creo que se va corrigiendo».