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Inma Mira: «Se nos están muriendo las divas»

Inma Mira / Actriz. Encarna a Eva Perón en «Evita». El mítico musical estará en el Nuevo Teatro Alcalá hasta el 23 de octubre
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Encarna a Eva Perón en «Evita». El mítico musical estará en el Nuevo Teatro Alcalá hasta el 23 de octubre
No es la primera dama de Argentina. Ni la mujer más poderosa en la actualidad. Pero Inma Mira tiene una fortaleza grandilocuente que nos hace viajar en el tiempo a través de la mente. Encarna a Eva Perón en «Evita», el musical que desde que se estrenara en Madrid hace 36 años no se había vuelto a representar en la capital. Bajo la batuta de Jaime Azpilicueta, se entrega al máximo en una ópera-rock que nos recrea el interés y admiración que despertó el mito que logró durante el siglo pasado la igualdad política entre los hombres y las mujeres. «Éste es mi sueño, para el que llevo preparándome toda la vida», confiesa.
–Este papel supuso la revelación de Paloma San Basilio como actriz...
–No sé si ocurrirá lo mismo con Inma Mira, pero tampoco lo espero. Los tiempos han cambiado mucho. Ahora es muy difícil conseguir un nombre así a través del teatro musical, ya que es un sector estancado. Mi misión es aprovechar esta oportunidad y demostrar todo lo que puedo hacer. Es un regalazo.
–¿Actriz o cantante?
–Todo, porque si sólo fuera cantante, sería muy complicado interpretar un papel como el de Evita. Pero la partitura es bastante difícil, por lo que si únicamente fuera actriz tampoco podría. Van unidos de la mano.
–Pero ¿qué es más difícil: cantar o interpretar?
–Cantar esta obra resulta complicado porque no hay diálogos. Me paso dos horas sin parar de cantar. Aunque al representar un personaje histórico, por mucho que cantase, si no me metiera en el meollo y no lo defendiese interpretativamente, no conseguiría hacer llegar el mensaje.
–Es que no es un musical al uso...
–No. Es una ópera-rock en la que se cuenta una historia. Y, de repente, suena una canción. Está más cerca de la ópera, porque todo es cantado. La música jamás para de sonar. Interpreto a Eva Perón desde que a los 15 años llega a Buenos Aires, cómo asciende, alcanza su máximo esplendor y hasta su muerte. Muero en escena, y eso es agotador. La única forma de contar esto de verdad es metiéndome de lleno.
–No debe de resultar sencillo encarnar a Eva Perón...
–Para nada, pero la verdad es que estoy muy bien guiada por Jaime Azpilicueta. Montó el festival hace 36 años, cuando tuvo la suerte de viajar a Buenos Aires y entrevistarse con gente que incluso la había conocido en vida, lo que le permitió saber detalles y anécdotas muy valorables sobre su personalidad. Jaime sabe latín sobre Evita.
–¿Qué tiene usted de ella?
–La fuerza y pasión por todo lo que hago. Me somatizo con la música y me entrego al máximo. No pienso en lo que hago. Lo hago y ya está. Soy muy visceral. Ella era puro ímpetu. Sólo hay que verla en los vídeos con la vena en el cuello dándolo todo para llegar a su pueblo.
–Está considerada una de las mujeres más importantes del siglo XX. ¿Quién sería la Evita de la actualidad?
–No hay nadie a su altura. Hoy en día escasean los referentes políticos y artísticos. Estamos en una época perdida. Antes teníamos divas, pero parece que se nos están muriendo. Faltan mitos con los que sentirnos identificados. Me costaría hacerte una lista de artistas actuales a los que admire.
–Logró la igualdad política entre los hombres y las mujeres...
–Fue una visionaria. Luchaba por algo que tenía muchísimo sentido y que aún no hemos conseguido. La conciliación laboral es un grave problema para nosotras. Todavía no hemos logrado la igualdad entre hombres y mujeres.
–Y si llegara usted a ser primera dama en España...
–Nunca sería una primera dama política. Me gustaría ser una primera dama artística.
–No es éste un musical para voces débiles.
–La cuido intentando descansar el máximo posible. Tomo infusiones de tomillo y miel. Vivo para ello, por lo que es un sacrificio que hago a gusto.
–¿Está cumpliendo un sueño?
–Absolutamente. Éste es mi sueño, para el que llevo preparándome toda la vida. La película de Madonna la vi con 17 años. A Paloma San Basilio siempre la he escuchado en «No llores por mí, Argentina». Creo que no hay protagónico femenino mayor. Soy Evita, ¿qué más quiero?
–¿Qué estaría dispuesta a hacer por ella?
–Todo. Vivir para ello. Soy muy consciente de que éste es el papel de mi vida.
–Por el que incluso se llegó a teñir de rubia...
–Sí (risas). Cuando lo estrenamos en el Auditorio de Tenerife, era tan grande el sueño y tanta la ilusión... Empezaron probando pelucas, pero Jaime no lo veía claro y dije: yo me tiño. Aun así, ahora en Madrid llevo peluca.
–Ésta es una versión más libre de la obra.
–Sí, porque en los comienzos de la democracia algunas cosas no se contaban con tanta libertad.
–¿Ahora existe una total libertad sobre los escenarios?
–Yo nunca he sufrido tabúes ni censura en mis carnes.
–¿A quién mira Inma cuando actúa?
–Al infinito. Pienso mucho en Eva Perón. Tengo mucho respeto por interpretar a un personaje histórico. También recuerdo a mi madre, que falleció cuando tenía 16 años.
–¿Llora Argentina por usted?
–No lo sé, pero yo sí lloro por Argentina. Sobre todo, cuando interpreto la escena de la muerte. Resulta muy difícil no llorar haciendo esto. Es tan grande la emoción de todo lo que se cuenta...

El lector

Además de a LA RAZÓN, le gusta echar un vistazo a todos los periódicos locales. Sobre todo, los viernes, para ver las recomendaciones culturales para el fin de semana. Pero cuando está metida de lleno en una obra no tiene demasiado tiempo para informarse y se entera de lo que le llega de oídas.