Teatro

Teatro

«La extraña pareja»: Disputas convencionales

La Razón
La RazónLa Razón

Autor: Neil Simon. Director: Andrés Rus. Intérpretes: Susana Hernáiz, Elda García, Patirke Mendiguren, María Muñoz, Teresa Soria Ruano, Chema Coloma y Diego Quirós. Teatro Lara. Madrid. Hasta el 29 de junio de 2018.

Decidido a exprimir el éxito que le estaba reportado su obra «La extraña pareja» –estrenada en Broadway en 1965 y llevada al cine tres años después por Gene Saks en la película mítica que protagonizaron Jack Lemmon y Walter Matthau–, el propio Neil Simon escribió en 1982 una versión de la misma comedia con personajes femeninos que no hizo sino incrementar las posibilidades de que la historia siguiese representándose por todo el mundo sin que los proyectos estuvieran condicionados por el género de los intérpretes que querían involucrarse en ellos. Ahora llega al Lara esa «versión femenina» que, a su vez, ha sido versionada y traída a un contexto más reconocible y cercano en el tiempo y en el espacio. El resultado de esta revisión, dirigida por Andrés Rus, no parece querer salirse de los estrictos cauces por los que discurre un tipo de comedia comercial que sigue haciendo las delicias del público menos exigente, pero que aburre soberanamente a quienes no van al teatro con una obligatoria predisposición a reír por cualquier cosa. La conocida historia de dos amigas de caracteres muy diferentes que se ven obligadas a compartir piso está contada, supongo que deliberadamente, tratando de explotar un tipo de humor casi paródico que solo funciona cuando se escoran mucho los caracteres y sus comportamientos. De manera que los personajes buscan la risa del público en el extremo: una, porque es muy pánfila; otra, porque es muy espontánea, otra porque es muy modosita, otra porque en muy macarra... Lo demás es echar mano de todos los clichés y manejarlos con la suficiente destreza para que, por lo menos, la trama se pueda seguir con un mínimo de interés. En este sentido, puede decirse que el objetivo, por simple que sea, y salvo por el indebido alargamiento de alguna escena que otra, más o menos se logra.