«La ola», ¡Heil profe!

Los hechos son reales: en 1967, Ron Jones, un joven profesor de instituto estadounidense –contaba 25 años entonces–, comprobó que sus alumnos de Historia Moderna no acababan de entender el Holocausto, y le preguntaban cómo prácticamente todo un país pudo volverse loco. Jones decidió hacerles abrir los ojos e ideó un experimento: convertir su propia clase en un una comunidad autoritaria, estratificada, jerárquica, en la que la disciplina sería importante, y que poco a poco fue adquiriendo símbolos propios, rechazando a los disidentes e imponiendo su orden. Sin ser conscientes de la manipulación, los chicos, estudiantes de 15 y 16 años, se abrazaron con entusiasmo al nacimiento de La Ola, una gran familia en la que estaban cómodos y se sentían implicados. No lo sabían, pero acababan de reproducir el auge de un partido nacionalsocialista. Cuando transcendió, el experimento de Jones llenó titulares. En 1981 se publicó «The Wave», un libro de Todd Strasser sobre este episodio, al que siguió una «TV movie». Años después, los hechos inspiraron la notable película alemana homónima («Die Welle», de Dennis Gansel, 2010). Ahora levanta el telón en el Valle-Inclán «La ola», la primera adaptación profesional de aquel experimento, en una producción escrita y codirigida por Marc Montserrat Drukker e Ignacio García May. Primero se estrenó en el Lliure en 2013. Ahora llega con nueva producción y reparto al Centro Dramático Nacional. Por cierto, a Marc Montserrat la película de Gansel no le gusta –califica de efectista el final, nada fiel a los hechos reales–y García May reconoce no haberla visto para evitar su influjo.

Explica Montserrat que se trata de «una de las razones principales de hacer este espectáculo es la memoria histórica». Y no habla necesariamante de lo que entendemos habitualmente por este término, o sea, de nuestra Guerra Civil: «La memoria histórica del Holocausto la tenemos muy olvidada en nuestro país. Por extensión, la obra habla de cualquier fascismo. Ron Jones dice que La Ola puede ocurrir en un matrimonio, en un aula, por la calle... Puede ser el ‘‘bullying’’ o cuando alguien desprecia a alguien que es diferente».

Montserrat comenzó a idear este proyecto hace diez años y más tarde se unió García May. Han tardado cinco años en prepararlo, con abundante documentación: acudió primero a la novela «The Wave», que no le convenció. «Me di cuenta de que no cuenta lo que pasó en el experimento real». Eso le llevó a acudir al propio Jones, quien ha aportado sus recuerdos de aquellos días. «A él le gustó la propuesta porque las historias que había hasta ahora estaban bastante edulcoradas. A la novela y a la ‘‘TV movie’’ las salvan historias de amor, pero Jones dice que ninguna salvó el Holocausto». El resultado, con una puesta en escena que busca la estética sesentera enmarcada en una escenografía semicerrada, emocionó al profesor: «Dijo que era fidedigno al experimento, a las sensaciones que se vivieron entonces», confirma Montserrat.

García May explica, sobre el desconocimiento que tenían los estudiantes, que «la historia hay que ubicarla en 1967. La gente no hablaba de los campos de concentración, era un tema tabú y no empezó a popularizarse hasta principios de los 70. Por eso hemos querido respetar la epoca». Llama la atención, recuerda, que aquellos chavales pertenecían a un instituto moderno para su tiempo: un colegio de integración racial. Hablamos de un año antes del asesinato de Martin Luther King. «Era una escuela de clase media alta, con chicos sobreprotegidos. Ése es el drama de la historia, que esto puede ocurrir en cualquier parte», reflexiona Montserrat.

Ante el auge de Amanecer Dorado en Grecia y del partido de Le Pen en Francia, surgen preguntas inevitables sobre los paralelismos con la Europa de hoy. El autor prefiere no hablar de la actualidad, como no lo hace el montaje: «Tomamos una decisión: no imponer una opinión al público ni decirle ‘‘esto puede ocurrir hoy aquí’’. Simplemente, exponer los hechos. Poner una distancia es la forma de no subrayar, de no imponer la idea. Hoy en día hay una tendencia de contemporarizar los clásicos, y eso crea un rechazo en el público». Lo que sí han buscado es «un punto documental en toda la historia –cuenta García May–. Hay muchas cosas que no sabíamos del experimento. Pero, en lo que sabíamos, decidimos ser fieles al original». Mantener el montaje en su momento histórico cobraba sentido: «Hoy sería muy difícil repetir aquel experimento, tenemos teléfonos que te permiten darte cuenta de estas cosas. La historia no hubiera funcionado».

Xavi Mira es el actor que interpreta al profesor Ron Jones en «La ola». Es el único elegido de forma directa. Para el resto, los directores convocaron un proceso de casting abierto a toda España al que se presentaron 1.500 currículums, «que me leí uno a uno», asegura Marc Montserrat. «Se eligieron 250 de ellos. Cada persona tuvo su rato». Los elegidos finalmente, siete jóvenes actores, pasaron tres y cuatro pruebas. Son Javier Ballesteros, David Carrillo, Jimmy Castro, Carolina Herrera, Ignacio Jiménez, Helena Lanza y Alba Ribas. «Buscaba que tuvieran un mínimo de experiencia y muy buena formación –prosigue Montserrat–. Es un espectáculo muy técnico y tienen que saber escuchar muy bien. Son dos horas y media en escena y es importante que tengan energía y que parezcan más jóvenes de lo que son. Los personajes tienen entre 15 y 16 años; ellos, obviamente, algunos más». También debían encajar con sus personajes y ser buenos actores: «Entre que se ajusten a la idea que teníamos y que fueran buenos actores, teníamos claro que decidía lo segundo».

- DÓNDE: Teatro Valle-Inclán. Madrid.

- CUÁNDO: desde hoy al 22 de marzo. De martes a domingo.

- CUÁNtO: de 19 a 24 euros. Tel.: 91. 505.88.01.