«Las meninas», para tapar agujeros
Ernesto Caballero finaliza en Madrid la gira de «La autora de Las Meninas», una función que se adentra en el arte para cuestionar los valores de la sociedad
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Ernesto Caballero finaliza en Madrid la gira de «La autora de Las Meninas», una función que se adentra en el arte para cuestionar los valores de la sociedad.
Teatro Valle-Inclán
(calle de Valencia, 1. Madrid).
Desde hoy al 28 de enero.
De 12,50 a 25 €.
De una distopía en el 2037 –la que estrena Ron Lalá el jueves 21– a otra, aunque no busquen lazos en común de otro tipo porque no existen. Casualidades de la vida. Aquí, Ernesto Caballero se dejó empapar de la actualidad que tenía ante sus ojos –concretamente, de los discursos de los políticos– para levantar un montaje que se mueve en torno a una cuestión: ¿hasta qué punto es lícito vender una obra de arte para cubrir la deuda pública? Solo fue el inicio de una obra que, explica el director y autor de la pieza, «se mueve en una doble dirección: la reflexión sobre la condición del artista hoy, su compromiso, y, por otro lado, un asunto más general que alude a la relación de la sociedad con su patrimonio». ¿Por qué? «Lo que me impulsó a escribirla fue la decepción con los partidos de la llamada nueva política. Me ha llegado su silencio, como el de la vieja política. Pero de los primeros llama la atención cuando hablan de dejar instituciones de gran peso en manos de agrupaciones vecinales. El desconocimiento y la ignorancia estaban ahí», se lamentaba el también director del Centro Dramático Nacional, donde se muestra la pieza –en el Valle-Inclán, desde hoy–.
La crisis financiera que atraviesa Europa en 2037 hace que el Gobierno, recién salido de las urnas, decida recurrir al arte para buscar financiación y, en previsión de la venta de «Las Meninas», encarga a Sor Ángela (Carmen Machi) realizar una réplica del «cuadro inmortal de Velázquez», como lo describe Caballero. Por la noche, con todo el halo de ocultismo posible, la monja deberá enfrentarse a un reto del que serán testigos Alicia (Mireia Aixalà), la directora del Museo del Prado, y Adrián (Francisco Reyes), vigilante de seguridad y estudiante de Arte.
Durante la creación, la monja sufrirá un «ataque de artista», comentan, y dejará atrás su mera labor artesanal para indagar en las diferentes corrientes del arte contemporáneo , convirtiendo la obra en un muestrario que va de Velázquez a Banksy –como se va plasmando en la escenografía de Paco Azorín– y en «una lucha contra la vanidad», apunta Machi. Aunque no siempre sea ésta una cualidad negativa: «De hecho, una dosis justa es necesaria para crecer, uno necesita quererse. Cuando te juega malas pasadas es cuando dejas de admirar lo que hace el de al lado. La vanidad mal gestionada resta creatividad», completa la actriz. Fue por ello por lo que el autor eligió «Las Meninas».
No todo es arte
Una elección nada casual, cuenta: «Velázquez hizo una conquista para los artistas. Abrió la puerta a la concepción moderna del arte, pero los sueños de la subjetividad producen monstruos como derivar a la autorreferencialidad o al ensimismamiento». Pero no todo es arte. Caballero también centra sus esfuerzos en realizar una reflexión sobre el papel de las autoridades respecto a las Humanidades: «Hay una referencia a la ausencia y progresiva esquilmación de las disciplinas artísticas en los planes de estudio –comenta–, y es que creo que todavía no somos conscientes de la factura que nos va a pasar esto».